En 1962, un desconocido grupo formado por cuatro chicos de Liverpool llamado The Beatles buscaba discográfica. Rechazados por Decca y otros sellos discográficos ingleses, un hombre decidió apostar por ellos dándoles una oportunidad y cambiando así la historia de la música para siempre. Aquel osado personaje era George Martin, fallecido ayer a los 90 años de edad.
Años más tarde, el propio Martin afirmaba que lo que le atrajo de aquellos chicos no era su capacidad para componer, sino que le gustaron “como personas”. Veía en los Beatles algo que ni ellos mismo eran capaces: “tenían los ingredientes para convertirse en una banda de éxito”.
Desde aquella prueba en 1962 en los estudios de Parlophone, comenzó una relación profesional entre el productor y el grupo, que ha sido crucial para la historia de la música, empezando por la decisión de no contar con Pete Best como batería, dejando vía libre para la llegada de Ringo Starr. El propio batería era el encargado de dar la triste noticia a través de su perfil de Twitter.
Hombre polifacético del estudio de grabación, George Martin contribuyó a que el talento de los Fab Four llegara al máximo de sus posibilidades con aportaciones que iban desde la producción hasta la composición.
Como arreglista, George Martin aportó una serie de toques maestros en las canciones de la banda de Liverpool que hoy en día son elementos indispensables, como el cuarteto de cuerdas que acompaña la guitarra y la voz de Macca en Yesterday, el precioso solo de piano que suena en In my life o la orquestación de Good Night; detalles por lo que se le otorga el título de ‘El quinto Beatle’.
Pero si hay una canción por la que debemos agradecer la contribución de Martin, es All you need is love. Él fue el ideólogo de poner La Marsellesa en el empiece del tema y el extracto de In the mood en la coda, haciendo así inolvidable la famosa retrasmisión de la canción para todo el mundo vía satélite en el programa de televisión Our World en 1967. Como agradecimiento, los Beatles decidieron poner el nombre del productor en el single, algo que no había pasado hasta entonces.
En plena grabación de Revolver (1966), John Lennon le pidió a George Martin que su voz sonase “como la del Dalai Lama cantando desde la cima más alta” en la canción Tomorrow Never Knows. Para llevarlo a cabo, cogió la voz ya grabada de Lennon y la puso a través de un altavoz que se encontraba dentro de los órganos de la época, llamado rotador. Y es que George Martin contribuyó enormemente en la imprescindible faceta experimental de la banda, como el uso de grabadoras de cuatro pistas, que hicieron posible el disco más importante de la historia del pop, Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band (1967).
Al hablar de su mejor recuerdo de los Beatles, el productor no puede evitar recordar la primera vez que escuchó Strawberry Fields Forever: “No lo olvidaré nunca. Fue algo maravilloso y aún lo llevo conmigo”. Incluso, en el documental Love, confesaba que cuando Lennon le tocó la canción por primera vez con su guitarra, no pudo evitar decirle que acababa de componer la mejor canción del mundo.
Más allá de los Beatles, George Martin trabajó con otros artistas de renombre como Elton John, Jeff Beck, Kenny Rogers o la banda América. Incluso, produjo numerosas comedias. De esos trabajos deriva su amistad con Peter Sellers. También ha recibido numerosos reconocimientos a lo largo de su vida como su inclusión en el Salón de la Fama delo Rock en 1999, así como unos cuantos premios Grammys a lo largo de su carrera.
Su característico pelo a raya, su vestimenta de traje y corbata y su porte de elegancia inglesa le alejaba del prototipo de estrella del pop. Aun así, es indiscutible que George Martin ha sido una de las personas más importantes e influyentes de este género musical, y al que la cultura y nosotros le debemos mucho. Como alguien dijo ayer: “Ha muerto George Martin, el productor eterno de los Beatles, el productor de nuestras vidas”.