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Madrid y su recóndita estación fantasma

Estación de metro Chamberí

Una de las curiosidades que alberga Madrid es la estación fantasma de Chamberí, inaugurada en 1919 y clausurada en 1966

Hace más de 100 años la sociedad madrileña presenciaba un hecho insólito. Alfonso XIII inauguraba la primera línea del Metro, que cubría una distancia de tres kilómetros y medio entre Cuatro Caminos y la Puerta del Sol, pasando por Río Rosas, Iglesias, Chamberí, Bilbao, Tribunal y Gran Vía. Posteriormente, se fueron ampliando las paradas, tanto en el norte como en el sur.

Línea 1

Este acontecimiento produjo que las personas salieran de su zona de confort. Estaban acostumbradas a utilizar el tranvía donde se sentían seguras, ya que podían observar el exterior y, de repente, se tenían que introducir en las profundidades madrileñas.

En un primer momento, para alguien que nunca había estado bajo tierra era complicado y generaba rechazo. Cundía el pánico por si el techo se caía o incluso por si aparecían seres subterráneos dispuestos a propagar el mal, entre otras habladurías.

Actualmente, se encuentra ilesa una de las primeras estaciones de metro por donde circulaba la línea 1, la estación de Chamberí. Fue diseñada a partir de 1917 por Antonio Palacios e inaugurada el 17 de octubre de 1919. Algunas estaciones, como la de Gran Vía, tenían bastante profundidad y era necesaria la instalación de un ascensor, en el que cada viaje costaba 5 céntimos de peseta. Sin embargo, la estación de Chamberí no era muy profunda y contaba con una escalera alargada que facilitaba el descenso. Así pues, las personas accedían a la estación sin apenas darse cuenta. Esto, junto con el tragaluz que había en las escaleras, les otorgaba a las personas la sensación de cercanía con la superficie exterior y se sentían más seguras.

Entrada metro Chamberí
Entrada de la estación de Chamberí

Todos los pasillos hasta el andén estaban iluminados por bombillas similares a las de un microondas u horno, de medio vatio, y sus paredes decoradas con baldosas blancas. Por ello, era necesario un espacio estrecho con un techo bajo para que la luz reflectara en las baldosas, originando un brillo constante que guiaba al pasajero espacio tras espacio hasta llegar al andén.

Sus paredes estaban compuestas por enormes anuncios hechos con azulejos pintados en los que aparecían las marcas y sus mensajes publicitarios. Estas figuras constaban de un gran tamaño, ya que en esa época la mayoría de personas eran analfabetas y necesitaban impactar al público con sus dimensiones y colores, más que por el propio contenido.

En las taquillas había trabajadores dispuestos a solucionar problemas con el billete o el cambio. Al igual que ahora, los precios para ir a un sitio u otro variaban dependiendo de la distancia. Si desde Chamberí querías ir a Gran Vía solo necesitabas 25 céntimos de peseta, pero si querías ir a Sol ya subía el precio a 35 céntimos de peseta.

En las taquillas solo podían trabajar mujeres solteras y tras casarse las despedían, dado que tenían que cuidar de su familia y de las tareas del hogar. Además, los trenes solo podían ser dirigidos por hombres. Esta situación cambió a partir de los años 70 cuando finalizó la dictadura franquista.

¿Por qué se cerró?

La línea 1 se construyó para andenes de 60 metros en los que solo podía circular un tren con cuatro vagones. Sin embargo, en los años 60 debido al incremento de la población se decidió añadir más vagones a los trenes, hasta seis. De esta forma, todas las estaciones se ampliaron desde los 60 metros que contaban en un principio hasta los 90 metros.

La estación de Chamberí fue imposible ampliarla debido a su curvatura. Además, teniendo en cuenta su proximidad con Bilbao e Iglesia era más conveniente cerrarla. Debido a estas circunstancias, el Ministerio de Obras Públicas decidió clausurarla el 21 de mayo de 1966.

Permaneció cerrada desde esta fecha hasta 2006 cuando se iniciaron obras de restauración de las instalaciones para convertirlas en Museo. Finalmente, en 2008 se produjo su inauguración y reapertura.

Durante estos años se han hecho algunas modificaciones para recuperar la estación de metro de 1919, pero hay partes que permanecen intactas como el anuncio de la perfumería GAL en las cuatro esquinas del andén.

Anuncio Gal en la estación de Chamberí
Anuncio perfumería GAL en el andén de Chamberí

Fenómenos paranormales

La estación fantasma de Chamberí debe su nombre a las diversas historias paranormales que se han contado en ella. Cuenta la leyenda que en el andén aparece todos los años desde que murió una niña con una pelota.

En los años 30, había una niña jugando en la calle con sus amigas a la pelota. Casualmente, esta pelota se fue por las escaleras de la estación de metro de Chamberí y la niña acabó con la pelota en el andén. A lo lejos vio a dos personas besándose y se acercó para ver quiénes eran.

A partir de este momento, se han propagado varias versiones de la historia, pero todas coinciden en que las dos personas se amaban en secreto y tiraron a la niña al andén cuando pasó el tren porque las descubrió. Las dos personas en cuestión, según la opinión popular podrían ser desde una monja y un cura; dos monjas; una monja y Alfonso XIII; hasta una monja y el jefe de la estación.

Estas historias son meramente leyendas, puesto que no hay documentos que hablen sobre el accidente de la niña, e incluso Iker Jiménez visitó la estación y certificó que no había fantasmas.  

Andén de la estación de Chamberí

Dirección:

Plaza de Chamberí, s/n, 28010 Madrid

Horario:

Domingo: 10:00–14:00

Viernes: 16:00–20:00

Sábado: 10:00–14:00/ 16:00–20:00

Entrada gratuita con reserva previa

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