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‘Luciérnagas’ desvela los claroscuros de la vida

 

luFINALAÑOnuevo

 

El Teatro del Arte, en su apuesta por dar prioridad a obras alternativas, dirige por segundo año consecutivo Luciérnagas, una historia atrayente que acoge los sábados y domingos de febrero y marzo.

Luciérnagas es una tragicomedia escrita por Carolina Román e interpretada por Jaime Reynolds y Fede Rey, con la incorporación de Carmen Gutiérrez para esta temporada.

Álex y Julio son el día y la noche pese a su condición de hermanos: el primero (Fede Rey) representa el candor alejado del imaginario colectivo, frente a la conformidad ante la realidad sombría del segundo (Jaime Reynolds).

El ritmo del pueblo, donde residen desde siempre, es tan aletargado como su desarrollo personal, mermado por la muerte de sus padres; hasta la irrupción de Yiyi, que va a parar a la comarca por casualidad, pero acaba por instalarse en sus vidas y se torna en miembro imprescindible.

Las luciérnagas representan la luz y la oscuridad, un dualismo intrínseco a la condición humana, lejos del lugar común de la faceta buena y mala de las personas o sus vicisitudes.

La cualidad de luciérnaga implica mitigarse a uno mismo para iluminar a los demás y resignarse al apagón, convivir con el sufrimiento por el miedo a la metamorfosis.

También consiste en irradiar luz a partir de una incapacidad, sin ser consciente del propio hándicap, valorando lo que se tiene y de lo que otros carecen, a raíz de dicha incapacidad.

Las luciérnagas son las alas que envuelven la duda sobre qué partes alumbrar o encubrir para querer y ser queridos, el fin último del ser humano.

Estos insectos muestran su luz para establecer vínculos con sus semejantes, pero tendrán que enfrentarse a su propia oscuridad y a la de los otros para que el enlace sea auténtico y perdure en el tiempo.

Los tres personajes muestran, a través de estas disyuntivas, la transición de la tristeza y el miedo mediante la lucha por la felicidad que, a su vez, participa de la de los demás.

Asimismo, la brillante interpretación de los tres actores permite reír mientras se interioriza el drama, otra dualidad que encaja con la de la figura de la luciérnaga.

 

 

“Todos somos mitad luz, mitad escarabajo duro” (Yiyi).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Raquel Castejón Martínez

"La objetividad del periodista no existe. Más bien éste debe tender a una subjetividad desinteresada. Corresponde al lector establecer la distinción."
(Beuve-Méry)

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