‘Loving Pablo’: la sobreexplotación de Escobar

Escena de Loving Pablo

Pablo Escobar está de moda. Podríamos entrar a considerar lo que significa en términos morales que un asesino maníaco como Escobar sea ahora dulcificado y, en muchos casos, venerado, pero que hoy está en boca de todos es una evidencia. Gran culpa de ello la tiene Narcos. La serie de Netflix no fue, ni mucho menos, la primera obra audiovisual centrada en su personaje, pero sí aquella que dio a conocer su historia a un mayor número de gente.

Por el motivo que sea, quien se acerca a Escobar en particular y al mundo del narcotráfico en general sale fascinado, aunque sería más correcto utilizar la palabra horrorizado. Fernando León de Aranoa (Madrid, 1968) no fue una excepción. El premiado director español (Barrio, Los lunes al sol, Un día perfecto…) comenzó a investigar la figura del jefe del cartel de Medellín hace más de diez años y de inmediato concibió que en su historia había una película. Y tenía razón. La había. Pero hace cinco años.

El principal problema de Loving Pablo es que no aporta absolutamente nada nuevo que no se haya contado ya. En teoría, la historia está narrada desde el punto de vista de la periodista colombiana Virginia Vallejo, amante de Escobar, basada a su vez en el libro de esta, Amando a Pablo, odiando a Escobar. Uno espera que, por tanto, la historia se centre en su relación amorosa y narre hechos hasta entonces desconocidos. La realidad es que nos encontramos con un filme que condensa de manera atropellada en dos horas otra historia completa de la vida de Pablo Escobar. Es decir, lo que ya se ha descrito con detalle, por ejemplo, en las dos primeras temporadas de la mencionada serie.

Otra circunstancia irritante, al menos para quien les escribe, es que los diálogos sean en inglés. ¿Se imaginan a jóvenes de barriadas pobres que no han tenido prácticamente acceso a la educación hablando en inglés? O, ¿a Escobar con su familia? No, ¿verdad? Pues así es. Todos hablan en un rústico inglés con acento colombiano. En este caso por exigencias de los que ponen el dinero -la película está coproducida entre España y Bulgaria-, que no lo hubieran hecho en caso contrario. Este ínfimo detalle consigue sacar al espectador de la historia.

Escena de Loving Pablo

Menos mal que está Javier Bardem para arreglarlo. La interpretación del oscarizado actor (No es país para viejos, Mar adentro, Los lunes al sol…) es lo que le da sentido a esta película. Bardem, que llevaba tiempo detrás de este personaje, crea un Escobar a su medida. Mastodóntico. Como él mismo ha reconocido en diferentes ocasiones, inspirado por los hipopótamos que tanto gustaban a su álter ego. La misma sangre fría. El mismo caminar.

A su lado actúa la también oscarizada Penélope Cruz (Nine, Vicky Cristina Barcelona, Volver…), su esposa en la realidad y su amante en esta ficción, que interpreta a Virginia Vallejo, una periodista sin escrúpulos que se aprovecha de su relación con el jefe de la droga para escalar posiciones y cuyo destino parece inevitablemente ligado al de Escobar. Cruz resulta histriónica en exceso, y su actuación no brilla tanto como la de su marido.

Se podría decir que ellos son Loving Pablo, un filme con buenas intenciones, en el que destacan algunas secuencias de acción -especialmente notable es la del aterrizaje del avión en la carretera-, pero que llega tarde y resulta innecesario.

 

 

Pablo Gugel

Periodista y Comunicador Audiovisual. Cinéfilo, melómano y amante del arte y la literatura.

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