El Teatro EDP Gran Vía de Madrid acoge una historia de reyes, damas, caballeros y pugnas feudales, contada mediante actuaciones y canciones.
El frío de la ciudad en estas fechas, el olor a incienso que se percibe en el teatro y las paredes adornadas con estatuas, sitúan en la Inglaterra del siglo XII, específicamente permiten vivir el sueño de un hombre de construir una catedral y toda la traición, tragedia y amor que lo envuelven.
Los Pilares de la Tierra: El Musical tuvo su estreno el 20 de noviembre de 2024 en el Teatro EDP Gran Vía y, hasta marzo de 2025, invita a los habitantes de Madrid y a cualquier visitante que tenga la oportunidad, de adentrarse en el condado de Kingsbridge.
Esta puesta en escena es una adaptación de la famosa novela de Ken Follett. Su cantidad de ventas por el mundo (alrededor de 50 millones de copias), un videojuego, una miniserie, un juego de mesa y otro pequeño musical que debutó en Copenhague, hablan por sí mismos acerca del impacto que ha tenido la obra y cómo ha inspirado a otros a seguir recreando este mundo ideado por el autor galés.
Iván Macías, compositor de la música, Dario Regattieri, productor ejecutivo de beon.Entertainment y Félix Amador, guionista y letrista, han sido parte de ese grupo de personas entusiasmadas por contar la historia de Tom Builder, Jack Jackson y Aliena de Shiring.
El proyecto que crearon, su equipo de trabajo y las actuaciones de un elenco compuesto por 27 individuos, realmente ponen en alto la marca de Los Pilares de la Tierra y de Ken Follett. La puesta en escena es un reflejo del trabajo creativo que se realizó durante seis años, pero también ilustra –en la escenografía, los vestuarios y la iluminación– la inversión de 4,5 millones de euros con la que cuenta la producción.
Escenografía y vestuarios del siglo XVII
Desde que los espectadores se dirigen a sus butacas, ya se transportan a un universo medieval, pues la producción ha logrado que la escenografía vaya aún más allá de las tablas donde se lleva a cabo la historia. Las paredes que rodean los asientos aparentan ser vigas de una madera grisácea, que en algunas esquinas sostienen esculturas de mujeres cubiertas por mantos y hombres sujetando una espada o un escudo.
Además, la puesta en escena se apoya en proyecciones 360o y sonido envolvente para darle más fuerza a los eventos de gran tensión en la vida de los héroes de la novela de Follett.
Los vestuarios, diseñados por Marietta Calderón, son un elemento vital para entender el temperamento de cada personaje y su posición socioeconómica en este mundo de títulos, religión e individuos que solo salen adelante mediante su trabajo. La gente del pueblo siempre porta colores terrosos denotando la sencillez de su forma de existir; los villanos muestran la obscuridad que los rodea y la ausencia de luz en sus almas con el uso del negro; y las mujeres del relato, resilientes, fuertes y que no quieren callar sus sentimientos, por lo menos alguna vez en la obra, pueden verse en tonos azules, que pueden relacionarse con la inocencia y calma o la inteligencia y el poder.
Unas interpretaciones memorables
Del elenco se llevan grandes y merecidos aplausos Julio Morales (Tom Builder), Javier Ibarz (Walleran Bigod) y Gustavo Rodríguez (Prior Phillip). Su interpretación de las ya conmovedoras canciones de Iván Macías y letras de Félix Amador, las cuales son una extensión de los diálogos que expresan los sentimientos de cada personaje y que surgen en cada situación, logran que cada pieza conecte con el público.
Sobre todo, llevan lo anterior a un siguiente nivel, Alex Forriols (William Hamleigh) y Javier Ariano (Jack Jackson). Su presencia en el escenario es tan fuerte y llamativa que se notan sus ausencias cuando no están en escena, dejan a la espera de ver cuándo volverán a ser parte de la narración.
También destacan Noemí Mazoy (Ellen) y Teresa Ferrer (Aliena de Shiring), quienes provocan una ovación de pie. Sus interpretaciones de cada hecho y pieza musical hacen que los presentes experimenten las mismas emociones que viven sus personajes durante la obra. Sus canciones Maldigo y Silencio son un momento que se reproduce varias veces en la mente al finalizar el musical.
Sus potentes y melodiosas voces llenan el teatro entero, hecho que enfatiza el único comentario negativo que podría hacerse sobre la producción, el sonido en ocasiones no está preparado para soportar la fuerza que las actrices ponen al cantar.
Fuera de esta situación, Los Pilares de la Tierra: El Musical viene a poner en alto el nombre del talento español. La larga cola de personas que se crea entre cada función, a la ansiosa espera de entrar y acomodarse en su lugar para ver la obra, ilustra perfectamente el buen recibimiento que la puesta en escena ha tenido con el público.
Con suerte, este proyecto puede llegar algún día a ser traducido a otros idiomas y exportado a distintos países, para que más gente siga viviendo el impacto de la obra de Ken Follett, pero, sobre todo, con el fin de que se conozca el extraordinario trabajo artístico que se lleva a cabo en España.