Leila Guerriero: «No existe buen periodismo sin tiempo»

Leila Guerriero con los alumnos del máster en periodismo cultural.
Leila Guerriero con los alumnos del máster en periodismo cultural.

La periodista y escritora argentina visitó a los alumnos del máster de periodismo cultural los pasados días 19 y 20 de enero para ofrecerles dos sesiones magistrales sobre periodismo narrativo

La pasada semana, la periodista y escritora Leila Guerriero (Junín, Argentina, 1967) concedió dos clases al alumnado de la Universidad CEU San Pablo perteneciente al Máster de Periodismo cultural donde trató su metodología de trabajo, así como la filosofía con la que aborda el periodismo. Con una dilatada carrera como periodista narrativa que le ha permitido escribir en varios de los principales periódicos de habla hispana, como Gatopardo o El País, además de publicar destacables obras de no ficción como Los suicidas del fin del mundo (Tusquets) o su recién publicada La llamada (Anagrama), la visita de Guerriero supuso una oportunidad privilegiada para aprender de primera mano de una de las periodistas de mayor renombre en la actualidad.

Portada de 'La Llamada' de Leila Guerriero
Portada de ‘La Llamada’, la obra recién publicada de Leila Guerriero

Al comienzo de su discurso, Guerriero habló de la presencia de un fantasma en aquellos momentos en los que comienza con un nuevo trabajo. Se refería de esta manera al inevitable miedo, común entre todos los periodistas, de que el método de trabajo que ha sido efectivo hasta el momento deje de funcionar y que, por tanto, su próximo proyecto resulte un fracaso. La argentina insistió en no someterse a este miedo irracional y continuar confiando en un método sólido y trabajado.

Al tratar específicamente el género del reportaje, Guerriero defendió el tiempo invertido como condicionante fundamental para la calidad del texto final. «No existe buen periodismo sin tiempo», afirmó la periodista argentina. De la misma manera se refirió a la calidad del resultado final al abordar el perfil de un personaje «A más tiempo invertido, mayor espesor del perfil, desde luego».

Además, Guerriero defendió la necesidad de tener claro cuál es el hilo conductor del texto que se está componiendo porque, de otra manera, «el texto acaba siendo errático».

Abordando ya específicamente su metodología de trabajo, la periodista diferenciaba tres fases a las que se refirió como «movimientos»: el movimiento de «reporteo», el de selección y el de escritura. En este sentido, Guerriero considera fundamental dejar la escritura como último paso, a riesgo de obtener como resultado, de lo contrario, el peor periodismo: «Sería un delirio, un prejuicio, porque no has estado ahí».

En lo concerniente a la fase de la recopilación de información o «reporteo», Guerriero profundizó en las vicisitudes de las entrevistas. A este respecto, afirmó que hay que saber a quién se tiene enfrente, pero sin que solidifique un prejuicio, ya sea positivo o negativo. De la misma manera, la periodista insistió en la importancia de conectar con el entrevistado y su entorno afirmando que «la única manera de hacer una buena descripción es conectando emocionalmente».

El método de trabajo de Guerriero se caracteriza por ser exhaustivo y de una profundidad comparable con pocos. Para cada reportaje recopila miles de páginas de información que comprenden entrevistas (para cada entrevistado trata de obtener varias entrevistas), descripciones minuciosas, fotografías y otra información de diversa índole.

Como resultado de un trabajo que se puede describir como titánico, a la vez que se puede comparar con el de una hormiga, Leila Guerriero crea unos textos de dimensiones tan eternas como humanas. A lo largo de las últimas décadas, el periodismo ha corrido el riesgo de perder su carácter veraz: los datos amontonados y poco contrastados han vuelto la información inverosímil. Gracias a la intensidad de su trabajo y el carácter narrativo de este, Guerriero devuelve la verosimilitud a la verdad periodística, y así se lo ha transmitido a los alumnos del Máster en Periodismo Cultural.

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