‘La Conejera’, de Tess Gunty: Crónica de una transverberación a puñaladas

Tess Gunty.
Fuente: Tessgunty.com

En el mismo momento de su asesinato, mientras que su cuerpo sin vida flota como una marioneta sin cuerdas en la piscina de una mansión de Sunset Boulevard, Joe Gillis, protagonista de El crepúsculo de los dioses, comienza a relatar el camino que le ha llevado hasta allí. Durante los primeros minutos del largometraje, el director Billy Wilder nos desvela el devenir del desafortunado Joe, antes de contarnos nada más del personaje. Primero, su muerte, luego, todo lo demás. El argumento se compone, de esta manera, alrededor de una pregunta: ¿cómo ha llegado hasta aquí este pobre diablo?

De un modo similar funciona La Conejera, de Tess Gunty. Sin embargo, en esta ocasión la víctima no es un guionista cosido a tiros y a la deriva en una piscina, sino una muchacha que, en lugar de las puñaladas que la están matando, lo que nota que le atraviesa el pecho es un rayo de luz, como el que sintiera Santa Teresa en su transverberación. La joven, en ese instante, dice no ser todo, pero, al mismo tiempo, ser lo contrario de nada, y es tarea del lector dilucidar cómo se ha llegado a este éxtasis. A partir de aquí, se nos arrastra sin piedad por una ciudad en estado de descomposición, en la que se construye, ladrillo a ladrillo, una trama tan desalentadora como cáustica, que embriaga desde sus primeras páginas y nos deja, tras su lectura, en un estado de satisfactoria desolación. 

Nacida entre el óxido

Tess Gunty nació en South Bend, Indiana, en 1993. En ese mismo estado del llamado cinturón de óxido americano, estudió Literatura en la Universidad de Notre Dame. Poco tiempo después, se trasladó a la costa este para completar una maestría en Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York. Los resultados fueron palpables y no se hicieron esperar. En 2022 y con apenas 29 años, Gunty ganó el National Book Award, el Barnes and Noble Discover Prize y el Watersontes Debut Fiction Prize con La Conejera, su primera novela. En septiembre de 2023 se publicó en España la edición en castellano de la mano de la editorial Sexto Piso, que nos trae una excelente traducción a cargo de Ce Santiago.

Retales que convergen

Después de un comienzo de alto octanaje lírico, la historia de La conejera aterriza en Vacca Vale, una ciudad industrial que es apenas la herrumbre de lo que fue en el pasado. Acompañaremos entonces a diversos personajes, la mayoría de los cuales son los inquilinos del bloque de apartamentos que da nombre a la novela, en sus vidas contadas a retazos. Todas estas instantáneas, no obstante, confluyen de una u otra manera en Blandine, la joven que es apuñalada y trasciende su cuerpo al inicio del relato. En torno a ella y su historia se cimienta la mayoría de la trama. La joven es un elemento disonante dentro de la localidad, en tanto que hace alarde de virtud en medio de la decadencia moral de la ciudad y sus habitantes. Poco a poco, la novela ordena los elementos que dirigen inevitablemente al dramático desenlace que se adelanta al principio de la narración.

La principal virtud de la ópera prima de Gunty es, precisamente, la construcción de unos personajes en los que se cruzan el patetismo y la veracidad, gracias a un lenguaje acertado que muta en función del individuo sobre el que se aplique el foco. De tal forma, con tan solo unas páginas se obtienen unos personajes con una profundidad insólita que actúan a modo de periferia en la existencia de la protagonista. En las partes de la narración que se centran en Blandine asistimos, además, a escenas en las que nos lamentamos de su integridad moral, cuyo contraste con el ecosistema que la rodea se sabe destinado a la tragedia.

Los lenguajes más allá de la palabra

Portada de 'La Conejera'.
Portada de ‘La Conejera’. | Imagen promocional

A esto se suma un ritmo y una fluidez envidiables, fruto de una trabajada sencillez en el lenguaje, que funciona como un motor bien engrasado para darle dinamismo a la narración. La capacidad de Gunty para manejar los elementos narrativos a su antojo es tal, que se atreve incluso a soldar códigos artísticos completamente diferentes. Cuando un personaje es incapaz de recurrir a la palabra, se comunica a través de unos dibujos que se ensamblan de manera orgánica y precisa a la narración. Para esto, la autora hace uso de las ilustraciones de su hermano, el artista Nicholas Gunty.

El cariño y trabajo con el que se aborda la obra alcanza, incluso, al formato. La portada que elige Sexto Piso para la edición española es una ilustración de corte minimalista de la artista Linda Huang. En ella, se representa un corazón atravesado por una flecha dorada, participando en el diálogo que establece Gunty al principio de la obra con el Libro de la vida, de Santa Teresa de Ávila. 

Entre ingeniera y artesana

Tess Gunty ha logrado en su primera obra lo que pocos autores consiguen en el total de su carrera. La norteamericana hace alarde en ella de sus años de estudio del arte que trabaja y los elementos a su disposición para llevarlo a cabo. En La Conejera, ha demostrado ser una ingeniera del lenguaje, del que sabe obtener un rendimiento incomparable, moldeándolo a su antojo. Con una habilidad e intuición artística presentes en muy pocos, Gunty se postula para ser una de las cabezas representantes de la literatura norteamericana de su generación. 


 La Conejera
Tess Gunty
Trad. Ce Santiago
Sexto Piso
432 páginas | 24.90€

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