Lee Eye, de la música sacra al perreo sad

Fotografía de Lee Eye

Mediodía en Madrid. En el jardín del Palacio Longoria, ubicado en el corazón del barrio de Chueca, Valeria Castro se convierte en Lee Eye. Viste un saco anaranjado y pantalones a cuadros rojos con negro. La atención de quien la ve se centra en su mirada, realzada por un juego de pestañas postizas, negras y frondosas, bajo las cuales se insinúa una mirada que a veces sonríe por sí sola y otras veces se pierde en el horizonte.

Bebe un trago largo de cerveza y habla del origen de su proyecto musical. “Antes de Lee Eye, no pasaba mucho en mi vida”, dice mientras ríe con un poco de ansiedad. “En serio. No había nada interesante, me dedicaba a ser modelo webcam porque era lo único que me funcionaba en Bogotá”. Valeria, a quien sus amigos llaman Lee por tener ojos achinados, repasa sus recuerdos antes de 2017, año en el que surge su proyecto musical, una especie de alter-ego que le ha brindado un futuro, pero, sobre todo, la seguridad y empoderamiento que antes no encontraba en sí misma.

Nació en 1998 en la capital colombiana y su primer contacto con la música fue en el coro de la Catedral Primada de Bogotá: la Schola Cantorum, un ensamble juvenil dedicado a la música sacra. En ese contexto litúrgico, su voz se formó desde la técnica y aprendió sobre el trabajo de ensamble, el equilibrio entre voces y la disciplina musical. Valeria toma su móvil para buscar una fotografía que conserva de aquel momento y en la que se ve aún muy niña. “Es increíble pensar que empecé cantando música gregoriana. No creo que la directora se sienta orgullosa de saber que ahora hago perreo”, dice y mira con gracia esa imagen que le ha compartido su padre por Whatsapp.

Lo que la artista define como perreo sad es un beat urbano con influencias del rap, el R&B y el trap que le da título a su álbum debut. “No me gusta el golpe comercial porque me parece muy fiestero, pero descubrí un beat más lento que me abrió el cerebro”, asegura Valeria.

En 2017, empezó a trabajar sus primeras canciones y creó su nombre artístico. “Yo no tenía ni idea de ese mundo. Mis canciones las escribía en inglés porque sentía que rimaban mejor, en cambio los versos en español me parecían muy crudos. You know what I mean?”. Tal y como habla, se expresa en sus canciones; con un espanglish auténtico en el que los versos transcurren libremente entre un idioma y otro.

Monalisa, Gata y María Magdalena cuentan con un millón de escuchas en Spotify y ya son 47.000 seguidores del perreo sad en Instagram. “¿Por qué sad? Porque estas canciones las escribí despechada y fue mi manera de desahogarme. La ‘tusa’ fue más larga que la relación y de eso hablan mis letras”, comenta Lee Eye mientras cubre sus ojos del sol y se refresca con otro trago.

Sus palabras delatan su colombianidad y le dan ese sentido local y genuino a los versos que ya empiezan a sonar en el mundo. Por eso vino a España, para presentar su gira Colombian Shit en varias ciudades e inaugurarse en las tarimas de eventos internacionales como el BIME de Bilbao.

“Tenía mucho miedo en el avión. Todo el tiempo pensaba ¡estoy sobre el mar! Porque siempre pensé que la primera vez que saliera de Colombia iba a ser muy cerquita. Siento que les va a gustar lo que hago, pero tengo muchos nervios”, confiesa Valeria sin pena ni pretensiones. Su edad se revela por la forma en la que habla. Cada frase la termina pronunciado las letras “XD”, una onomatopeya que representa los emojis de risa, como si no bastara con escucharla reír en cada frase que dice. Tiene 23 y, sin duda, pertenece a la generación Z.

A Lee Eye le gusta transformarse para cada show: se siente una mujer distinta dependiendo de cómo se vista. Horas más tarde, en la Sala Vesta de Madrid, Valeria encarnaría una nueva versión de Lee: ombliguera, aretes grandes y maquillaje brillante. Con la misma libertad con la que conversaba en aquel patio soleado, ahora se dirigía al público madrileño. La mayoría de asistentes se sabía sus letras, coreaba al unísono, se reía de sus chistes y le pedía más canciones.

La música de Lee Eye tiene una fuerza seductora irradiada a la vez por su dulzura y a la vez por ese golpe taciturno y lleno de desolación que desatan sus canciones. En sus versos se conjugan las vivencias de una generación; en su beat se siente una cadencia tristona y al tiempo volátil que invita a bailar a pesar de lo sad. Me duele y Vete son los dos primeros sencillos que sirven para presentar el álbum que se lanza en noviembre. No hay nada allí que no sea honesto, libre y espontáneo. Valeria no tiene miedo de cometer errores.  

Lee Eye se ha inspirado en Nathy Peluso y se sueña compartiendo escenario con Bad Bunny. No le gusta revolver estilos, por eso sus discos van por separado: hoy es perreo sad, luego viene uno de R&B y luego otro de rap.  Ama los gatos, cree en el horóscopo y se siente representada por su signo, Leo, un felino que puede ser manso o salvaje, igual que Valeria y Lee Eye.

Irene Littfack

Música y periodista cultural. Colombiana viviendo en Madrid. Apasionada por la escritura y las creaciones latinoamericanas.

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