La obra más longeva y aclamada de la crítica londinense llega al Teatro Fígaro de Madrid. Una producción única y renovada que podrá disfrutarse hasta el 11 de agosto
Si este verano te quedas en Madrid y no quieres pasar calor, ves al Teatro Fígaro. Y no lo digo porque pongan el aire acondicionado y puedas pasar un rato agradable mientras disfrutas del arte de la dramaturgia (que también), sino porque han estrenado una obra magistral, con un argumento tan inquietante, que desde el momento que te sientas en la butaca te dejará sin palabras, helado.
Éxito internacional
Hablamos de La Mujer de Negro, una de las obras más longevas del West End londinense, pues solo La Ratonera de Agatha Christie la supera. Treinta años ininterrumpidos y más de 10 millones de espectadores explican el éxito de la adaptación de la novela de Susan Hill por Stephen Mallatratt en 1987. Desde entonces, no ha parado de representarse mundialmente, y es que, ha sido traducida a 12 idiomas y ha pasado por más de 40 países desde su estreno en el Lyric Theatre de Londres en enero de 1989. Ahora, llega a España bajo la dirección de la actriz valenciana Rebeca Valls, la cual ha mantenido la esencia de la obra, pero le ha dado su toque personal con el que consigue mantener aferrado a la butaca y sin pestañear a quien se atreva a vivir esta experiencia única que no admite comparación con ninguna otra obra teatral.

Noventa minutos para disfrutar y asustarte por momentos con la historia de Arthur Kipps, un abogado de mediana edad obsesionado con una maldición que cree que ha sido lanzada sobre él y su familia por el espectro de una mujer. Para poder contar este suceso fantasmagórico y trágico que le sucedió, y que nunca había podido revelar a nadie, alquila un teatro abandonado y contrata a un actor profesional que le ayude. Así, cree que podrá vencer de una vez el miedo que continuamente atormenta su alma. Pero, a medida que se adentran en sus memorias más oscuras, ambos van quedando atrapados en un mundo de sombras, niebla, misterio y terror que traspasará la escena hasta tal punto que los espectadores vivirán una de las experiencias más terroríficas dentro de un teatro.




Experiencia inmersiva
Un montaje bastante novedoso, donde se potencia la parte conceptual de la función con una escenografía simple pero muy efectiva y con un vestuario de época impecable; sobre las tablas solo aparecen un par de objetos como un cajón, un perchero o una banqueta, pero que con mucho ingenio serán usados para varias funciones diferentes. Además, la trama está protagonizada únicamente por dos intérpretes, los veteranos actores Diego Braguinsky y Jordi Ballester, para recrear una historia llena de personajes. Así, Braguinsky que interpreta al protagonista, el señor Kipps, poco a poco va asumiendo diferentes papeles y pasando de la narración a la actuación teatral.
Una obra de suspense, con un ritmo creciente, llena de nuevos y mágicos efectos especiales que potencian el mundo del más allá con las proyecciones y el ilusionismo de Nacho Diago, y la música creada por Víctor Lucas. Un elemento que se convierte en un protagonista más por la importancia que cobran los efectos de sonido y luces que hacen que el público tenga la sensación de estar rodeado constantemente por todos lados.
Una forma diferente de disfrutar de un género atrayente para el gran público en la literatura y la gran pantalla, pero que pocas veces se ha llevado a las tablas. Un fenómeno teatral único, un plan ideal si quieres empaparte de un clásico a la vez que vives una experiencia inmersiva de terror, llena de sorpresas, donde el miedo y la tensión descienden del escenario para adentrase en el patio de butacas.
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