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Desmontando la misoginia de Pla

El escritor y periodista Josep Pla

Josep Pla en su masía del Ampurdán

Aunque él se supo hombre de soledades, solterón, incompatible para convivir con una mujer, Destino publica La vida lenta, unas anotaciones personales de Josep Pla, escritas a modo de dietario entre 1956, 1957 y 1964, y en las que se refleja la personalidad de un autor que vivió y soñó, al tiempo, una aventura romántica con Aurora Perea, su musa.

Yo no sé lo que es el amor

Josep Pla

No hay nada más íntimo para un sexagenario solitario que la luz tenue de una lámpara, unas cuartillas para escribir, las hojas asabanadas y entumecidas de periódicos, también las revistas y los libros que le arropan y que el escritor leía con esos ojos mínimos e irritados, aguados y melancólicos, que guardaban el secreto de un amor lejano, imposible, obsesivo. De este modo, Josep Pla (Palafrugell, 1897 – Llufríu, 1981) se inmiscuía en la cama y en sus pensamientos más profundos al acabar su jornada, aunque él no creyera en las profundidades, como le dijo una vez al periodista Joaquín Soler Serrano en el programa de TVE A fondo, en 1976: «Permítame una vaga crítica acerca del nombre del programa. Mire, yo no creo en las profundidades, porque siendo joven leí en André Gide que lo más profundo que tiene el hombre es su superficie».

Manuscrito de los dietarios de Pla
Anotaciones personales de Pla en la primera semana de enero de 1956. El País

Lo de escribir diez líneas íntimas por día en una agenda siempre extranjera se convirtió en una rutina mientras descansaba en la masía de su padre, en el Ampurdán, donde desbarató el horario normal de una persona. “Tengo la vida totalmente invertida. Del día hago noche y de la noche, día” (6 septiembre 1956). Desde 1944 vive retirado en la casa que le «ha salvado la vida», donde Josep Pla encuentra una “calma medieval”, un “aislamiento divino (…) para soñar la vida (…) en la soledad de la cama encantada” (8 junio 1956). Y el 15 de febrero de 1957 escribe: “No hay manera de conservar un equilibrio. Paso del alcohol a la lectura ávida, que me produce el mismo daño”. ¿Qué le lleva al alcohol? Como dice Sergi Doria en ABC, el autor de Viaje en autobús bebía «para sobrellevar la melancolía… y la obsesión erótica por Aurora, la mujer que vive en Buenos Aires y con la que intercambia cartas que siempre llegan tarde».

El gran especialista sobre el ampurdanés, Xavier Pla, ha expresado que «estas notas, que han sido cedidas a Destino por los herederos de Josep Pla, aportan gran cantidad de datos sobre la vida privada del escritor, descubren reflexiones, lecturas y personajes y, sobre todo, ayudan a desmentir algunos lugares comunes sobre la figura de Pla en los últimos años de su vida». Como la misoginia, que dejó levemente entrever en aquella entrevista de A fondo, cuando expresó que «la mujer es el ser antiromántico por excelencia»; que «las mujeres son una cosa muy rara, muy curiosas y mucho más seguras que el hombre»; que «les gusta el dinero, el realismo, la seguridad, algún hijo, no muchos»; que «son un mundo para mí muy complejo»; y que «después del matrimonio dejan de ser fascinadoras». Afirmó que él nunca había tenido ninguna novia, sí «quizá algún lío, pero muy vago y que terminó todo mal…». Hablaba de Aurora, a quien Pla conoció en un bar de alterne en los años de posguerra y cuya relación duró casi una década hasta que la muchacha se marchó a Buenos Aires en 1952 para casarse con Pedro Carnicero.

La obsesión erótica de Josep Pla: AuroraAurora, obsesión erótica
Según cuentan ABC y El País, la obsesión amorosa y erótica se fue incrementando con los años, hasta el punto de que el autor de El cuaderno grisLo que hemos comido, ya con una edad avanzada, viajó hasta Buenos Aires para reencontrarse con su antiguo amor, lo que contradice la misoginia que se le atribuye. «De los escritos de aquel viaje nunca más se supo. Parece ser que Pla estuvo en la casa de Aurora y aprovechó algún momento para revivir juegos eróticos de antaño.Tampoco se sabe del paradero del millar de cartas que intercambiaron los enamorados.» La relación entre ambos motivó a Arcadi Espada y Ana Caballé a escribir sendos libros sobre la enigmática musa de Pla: «Aurora, la mujer que mantuvo viva la llama del erotismo en Josep Pla, y que murió de un cáncer en 1969. Cuando el escritor conoció la noticia escribió uno de los contados versos en su magna obra. Aquel día, la lírica del amor le pudo al racionalismo.»

 

 Algunas de las anotaciones que incluye La vida lenta

La censura
«Trabajar pensando en la posibilidad de que la censura lo desmonte todo es una tortura típica del país. En todos los regímenes, desde hace casi cuarenta años, he trabajado con esta limitación. Todavía aguanto. ¡Qué cabronada!»

El día a día
«Paso la tarde y la noche en la masía, entre el fuego y la cama, con los viejos papeles. Viento de garbí cuaresmal que trae el olor de las mimosas y de las primeras violetas. Teresa trae un manojo de espárragos trigueros, excelentes»

«Por la mañana cae un chaparrón. Después va escampado. Terminado el Cuaderno Gris… Nada de Aurora. No salgo de casa. Junto al fuego se está bien. Ceno en la cama. Leo en Le Monde lo referente a la caída de Jruschov. Después, las biografías. Leer me distrae. Insomnio persistente pero en la masía se está bien».

El alcohol
«Las intoxicaciones de whisky son más soportables que las del mejor vino del país»

El sexo
«A la vuelta, unas horas en la cama. Obsesión erótica con Aurora«

https://www.youtube.com/watch?v=-lDEhYzZ4l4

Antonio F. Jiménez

Periodista. 1992. Bullas (Murcia). Vivo en Madrid y curso el máster en periodismo cultural de la Universidad San Pablo CEU. Siento nostalgia por los hombres del tiempo, como José Antonio Maldonado o Paco Montesdeoca, y por la antigua sintonía de Informe Semanal. Me gusta el olor de los caldos y el rancio de los libros viejos.

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