El Irving Welsh colombiano

El país del Macondo de Gabriel García Márquez está lleno de grandes escritores que han alcanzado reconocimiento en Latinoamérica y España como  Laura Restrepo, William Ospina, Mario Mendoza, entre otros. Sin embargo, hay un autor que ha causado gran impacto en la sociedad colombiana debido a la crítica social de sus obras y a la realidad con toques alegres que vivían en los 70 los habitantes de Cali. Ese autor que murió con solo 25 años (se suicidó en 1977) se llamaba Andrés Caicedo.

Se podría decir que es el Irving Welsh (Trainspotting) colombiano. Al igual que el escocés, Caicedo relata de forma divertida y atrayente, la realidad de muchas personas, sobre todo jóvenes que se adentran en el ambiente urbano de la sucursal del cielo, Cali. Su literatura simboliza la masificación del cuerpo como objeto de consumo en el límite de la dinámica de intercambio, constituyéndose así como un visionario de los cambios sociales derivados del modelo económico.

Andrés Caicedo y Luis Ospina
Andrés Caicedo y Luis Ospina

Caicedo era un gran amante del cine, por lo que en 1971 fundó, junto a sus amigos Ramiro Arbeláez, Hernando Guerrero, Carlos Mayolo y Luis Ospina, el Cine-Club de Cali, inicialmente en una casa o comuna llamada Ciudad Solar, propiedad de Guerrero. El Cine-Club de Cali atrajo a una gran diversidad de personas entre las que se encontraban estudiantes, intelectuales y cinéfilos, quienes veían, interpretaban y criticaban aquello que Andrés, el director del Cine-Club, deseaba que viesen.

Además de escribir novelas, dirigía una revista de cine llamada Ojo al cine y también lidero un grupo literario llamada Dialogantes. En 1970 ganó el I Concurso Literario de Cuento de Caracas con su obra Los dientes de caperucita, lo que le abriría las puertas a su reconocimiento intelectual.

Caicedo, amante del cine, grabando la ciudad de Cali
Caicedo, amante del cine, grabando la ciudad de Cali

Su obra más conocida es ¡Que viva la música! de 1977, en la que se relatan las andanzas, aventuras y desventuras de María del Carmen Huerta, una adolescente de la alta sociedad de Cali que deja la vida común a la que está acostumbrada, para meterse en el mundo de la rumba, la música y las drogas. La novela está dividida en dos partes, la primera marcada por la música rock, en particular por los Rolling Stones y la vida en la clase alta caleña, y la segunda marcada por la música salsa y el descenso a los barrios bajos de Cali. Esta obra tiene una adaptación cinematográfica del año 2015 dirigida por Carlos Moreno.

Caicedo ha logrado una gran influencia en autores como Manuel Giraldo Magil quien lo muestra en su obra Conciertos del Desconcierto o, en los años 90, la obra Opio en las nubes, de Rafael Chaparro Madiedo que fue vista como una versión al extremo de varias historias caicedianas. La influencia del autor caleño continúa en nuestros días mostrandose en la obra de escritores como Octavio Escobar Giraldo y su libro De música ligera; Efraím Medina, quien retoma el humor negro caicediano en apartes de su novela Érase una vez el amor pero tuve que matarlo y Ricardo Abdahllah, quien en su primer libro de cuentos, Noche de Quema, incluyó varios relatos caicedianos adaptados a los años noventa.

Cartel de la película 'Que Viva la Música'
Cartel de la película ‘Que Viva la Música’

En España es posible leer la obra de Caicedo gracias a la editorial Alfaguara, la cual ha sacado a la venta un libro que reúne todos los relatos del autor, así como ha hecho con otros escritores como Julio Cortázar, Mario Benedetti y Roald Dahl. En él incluyen cuentos como Calicalabozo, Angelitos empantanados y El Ideal, relato inédito de Caicedo, y el primero que escribió en su carrera.

 

 

 

 

Isabella Henao Páez

"Ningún gran artista ve las cosas como son en realidad; si lo hiciera, dejaría de ser artista"- Oscar Wilde

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