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Hasta el arrebato y más allá

Arrebato Iván Zulueta

En la España de 1979 nadie se hubiera imaginado la existencia de un cine experimental e influenciado por el cine underground estadounidense de Andy Warhol, Jonas Mekas o John Cassavettes hasta que Iván Zulueta rompió con todas las normas establecidas durante la dictadura.

Zulueta provenía de una familia de bien, su padre fue director del festival de San Sebastián y su madre era pintora, pasión que desembocó en él y, aunque dirigió algunos largometrajes, durante la mayor parte de su vida se dedicó a realizar carteles, tanto para amigos suyos directores como Pedro Almodóvar o José Luis Borau, como para películas americanas.

Tras su éxito con Leo es pardo en 1976, años más tarde dirigió Arrebato (1979). Este último, plasma el universo interior, fobias, pasiones, paranoias y obsesiones de Zulueta. Todos estos rasgos que conforman la personalidad del director se ven reflejados en José Sirgado (Eusebio Poncela), un profesional del cine heroinómano, y Pedro (Will More), un joven pionero cinematográfico, consumidor de caballo en ocasiones, que experimenta constantemente con las imágenes y utiliza el cine como puente hacia otros terrenos sensoriales, difíciles de alcanzar, que le producen placer; terrenos que concluyen en la infancia, donde impera la despreocupación, el ensueño y el arrebato.

En el programa Tarde de perros, presentado por Alejandro G. Calvo, analizan en cada episodio una ‘Cult Movie’ a modo de homenaje al mítico programa de TVE ¡Qué grande es el cine! El crítico cuenta con la presencia de grandes nombres del periodismo y la prensa especializada para comentar un título mítico del llamado séptimo arte, en este caso Arrebato (1979), proyectada en los cines Paz.

El film trata sobre la adicción del propio director y de los personajes hacia el cine y las drogas, situando a ambas como dos vicios del mismo nivel. Según Pedro cuando no se droga o no filma: “no come, no duerme, no folla”. Necesitan las drogas para fluir y crear libremente, sin saber que lo mismo que los libera es aquello que los oprime y los esclaviza a la muerte.

Arrebato
José y Pedro

Arrebato es una creación que nace del propio Zulueta. No obstante, cuenta con ligeras referencias cinematográficas y literarias como, por ejemplo, es considerada una película de vampiros, ya que la cámara de Súper 8 y la heroína muerden el cuello de los personajes metafóricamente y los consumen poco a poco. En la narración, José y Pedro están vampirizados por el cine, al igual que le pasó a Zulueta; Arrebato le consumió tanto que no volvió a grabar nada más. Hay ciertas alusiones hacia Walt Disney porque se trata el mito de Peter Pan, Pedro se niega a crecer y aún guarda aquellos álbumes de cromos que tenía de pequeño que lo mantienen en su infancia; cromos que provocan que José alcance su arrebato. Además, consta de varias influencias al cine americano, puesto que algunos momentos de soledad de José evocan al Travis Bickle de Martin Scorsese en Taxi Driver (1976).

Pedro está obsesionado con llegar al arrebato, al éxtasis supremo, y pretende que José también lo consiga. El arrebato, entendiéndose como ese instante mágico propio de la infancia en el que te quedas absorto con un objeto o una imagen y el tiempo parece detenerse. Todo conduce a la búsqueda de la esencia creativa: cuando uno crea desaparece y el mundo que está siendo invocado se materializa gracias a la pasión. La única manera por la que los personajes se arrebatan es gracias al consumo de drogas. Otra vez, las drogas y el cine se encuentran en el mismo punto. Necesitan consumir para llegar al arrebato, desaparecer y crear cine, su otra obsesión.

Arrebato se podría definir como un thriller psicológico, una película enigmática y laberíntica desde la primera escena que alterna pasado y presente y que consigue lo que pocos filmes pueden hacer: perdurar en la eternidad. Adicionalmente, crea sensación de angustia y opresión, dado que la mayoría de los planos son cerrados y oscuros, el personaje y la cámara están continuamente presentes en escena y se puede observar como a medida que avanza el largometraje están cada vez más obsesionados y demacrados con el arrebato.

Los fotogramas rojos que van apareciendo al final de la película y que mantienen intrigados a los protagonistas y a los espectadores podrían ser un símil de un verdadero viaje de heroína, donde la persona que lo prueba no recuerda nada e intenta recomponer lo ocurrido. De esta manera, Zulueta provoca que el público experimente una sensación similar a lo que él y los personajes sienten cuando consumen opiáceos.

Tráiler Arrebato (1979)

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