El actor y director malagueño sigue encabezando la lucha por elevar la calidad de los musicales en España y, en esta ocasión, pone su confianza en la historia de la artista de burlesque Gypsy Rose Lee
Tras una exitosa temporada en el Teatro del Soho CaixaBank, llegó este febrero al Teatro Apolo de Madrid uno de los musicales más exitosos del siglo XX: Gypsy. Es el cuarto montaje por el que apuesta Antonio Banderas, al que le preceden A chorus line (2019), Company (2021) y Godspell (2023). En esta ocasión, el español dirige a una compañía de más de 50 artistas, para llevar a las tablas la historia de Mama Rose y sus dos hijas, June y Louise, durante el Estados Unidos de la muerte del vodevil y el surgimiento del burlesque.
Una adaptación del montaje creado en 1959 por tres grandes del teatro musical, Jule Styne (partitura); Arthur Laurents y Stephen Sondheim (libreto y letras), responsables de la música de Funny Girl, o la historia y letra de West Side Story, respectivamente. Ahora, interpretada para el público español por Marta Ribera (Rose), Lydia Fairén (Louise) y Laia Prats (June).
La obra se basa libremente en las memorias de Gypsy Rose Lee, que cuentan la vida de una madre que hará lo necesario para lograr que cualquiera de sus dos hijas se vuelva una estrella del espectáculo del vodevil. Sin importar a quién tenga que convencer, llevarse por delante o, siquiera, si ellas quieren eso para su futuro.
Interpretaciones clave del musical
Carlos Seguí es un convincente Herbi, papel secundario que se vuelve mano derecha y menospreciada pareja de Rose. Y el argentino Javier Manente, en esta ocasión cubriendo a Aaron Cobos en el rol de Tulsa, demuestra su carisma y unos increíbles dotes de bailarín.
Laia Prats (June) y Lydia Fairén (Louise y futura Gypsy Rose Lee) hacen un trabajo complejo que acaba saliendo fenomenal. Se limitan en sus primeras actuaciones, cuando sus personajes son menores, reservando sus impresionantes voces para el momento oportuno. A través de canciones como el dueto Si mami se casa o el solo de Fairén, Voy a entreteneros, construyen poco a poco unos personajes fascinantes.
Por otro lado, la estrella del teatro musical en España, Marta Ribera, tiene altos y bajos. Números tan emblemáticos del medio como Se abre un camino de rosas (Everything’s Coming Up Roses) y El turno de Rose (Roses’s Turn) quedaron un poco apagados en las manos de la actriz. Dejaron al público esperando a que llegara un gran final que nunca ocurrió. Sin embargo, esto no le resta puntos a su increíble trabajo actoral, el cual logra que el público simpatice, se frustre o pueda llegar a odiar a esa madre manipuladora y egocéntrica que quiere vivir un sueño de gloria a través de sus hijas.
Coreografías que deslumbran
Tres bailes del coreógrafo original del musical, Jerome Robbins; las que fueron adaptadas o creadas por Borja Rueda; y los ricos vestuarios de Antonio Belart y Rafael Carrigós, que te transportan a los años 20 y 30, son parte de los elementos llamativos que impactan al espectador de Gypsy.
Cada bailarín demuestra sus años de entrenamiento en las técnicas de broadway jazz y de tap, manteniéndose siempre coordinados con sus compañeros de cuerpo de baile, moviéndose prácticamente al unísono, lo que crea una visión muy placentera al público.
La Orquesta Larios Pop del Soho, en riguroso directo, con dieciocho instrumentistas, además de sus suplentes y técnicos, dirigida por Arturo Díez Boscovich, levanta esos números de baile y canto, con una espléndida interpretación de las composiciones de Jule Styne.
Una escenografía que da de qué hablar
La escenografía firmada por Alejandro Andújar puede dividir la opinión del fanático del teatro musical. Es de por sí una tarea complicada trasladar al espectador por varios lugares y atmósferas y Gypsy lo hace constantemente, a través del recorrido de la familia por las ciudades estadounidenses para conseguir que las hijas sean parte de la cartelera de teatros importantes. Para resolverlo, Andújar se ha apoyado en dos partes, la que tiene su base sobre el escenario y la que lo enmarca.
En la primera, coloca muy bien a los actores en los lugares en los que se desarrolla la escena y, en ocasiones importantes, engrandece las actuaciones, agregando tensión o esplendor en los momentos que lo requieren.
Sin embargo, la segunda resta impacto a la fantasía y la ilusión que implica el teatro. Andújar se sirve de herramientas que han proporcionado los avances tecnológicos, que se sostienen en una variedad de telones y cortinas, en las que se proyectan coloridas imágenes de las ciudades o lugares que recorren Rose, Louise y June, pero que no terminan de trasladar al espectador a esas localidades.
Aun así, el trabajo en conjunto de todo el equipo creativo, los intérpretes y Antonio Banderas es un buen acercamiento al icónico musical del siglo pasado y se presenta como una novedosa opción para todos los aficionados al teatro en Madrid.
Gypsy: el musical podrá verse de martes a domingo hasta el 27 de abril de este 2025.