Flores y gallinas en La Cocina

Rubia

Es curiosa la interpretación que cada persona puede tener de una canción. La haces tuya, le das vueltas, la adaptas a las cosas que estás viviendo en ese momento y al final acaba contando lo que tú quieres que cuente. En ocasiones, muchas, esa historia no tiene nada que ver con la que el autor quería relatar, es quizás, la magia de las canciones. Nos gusta ponerlas patas arriba. Cuando piensas, por ejemplo, que un tema está hablando de lo malo de la globalización, de ciudades que van rápido, más incluso que sus habitantes, resulta que quien lo escribió en su momento estaba relatando una bonita pero dolorosa historia de amor. 

La historia de alguien que, desgraciadamente, ha tenido la desdicha de enamorarse de un músico. Así comenzaba el pasado sábado, 3 de diciembre, el concierto  presentación del último disco de Rubia, 2036, en La Cocina Rock Bar (Madrid). ‘Esta Ciudad’ era el tema escogido por Sara Íñiguez, álter ego de Rubia, para arrancar el primero de los muchos conciertos eléctricos que  pretende ofrecer en esta nueva etapa- ha tardado seis años en publicar su segundo trabajo-.

Rubia, La Cocina Rock Bar

De enamoramientos iba la cosa, el concierto continuaba con ‘Sabes que’, canción que vuelve a canalizar la mala suerte de enamorarse, en esta ocasión de tu mejor amigo. Tal vez la mezcla de los dos temas podría originar uno revelador y más doloroso si cabe, ‘Sabes que esta ciudad’:  La historia de enamorarse de tu mejor amigo, que además, para tu desgracia, es músico. Sin embargo, esa canción no está inventada, aún, por lo que no ocupó el repertorio de Rubia. 

Sí lo hicieron temas que hablan sobre “equivocaciones nocturnas” generalmente propiciadas por el alcohol, como ‘De Nuevo Junto a Ti’ u otros como ‘Es por Tu Bien’. El momento de “psicodelia californiana” llegó de la mano de ‘No me quiero Despertar’. Si algo caracteriza al nuevo trabajo de Sara Íñiguez, es su sonido, y canciones como ésta son un ejemplo. Pop bonito y cuidado con tintes de psicodelia, soul de California y la personalidad de Sara al mando de la mesa de mezclas. 

Sin embargo,el surrealismo de la noche estuvo originado  por el ejército de Uma Thurmans que llegó a la sala en busca de su particular John Travolta. No había un flamante cadillac de por medio, tampoco sonaba el ‘You Never Can Tell’ de Chuck Berry de fondo, en su lugar había una auténtica Cocina Rock en la que a falta de Travoltas, había Clark Kens o como los denomina Rubia en el segundo corte 2036, ‘Superman’. Las causantes de tal revuelo eran una legión de amigas celebrando una despedida de soltera. La novia no quiso perderse el primer concierto de su prima con banda.

Rubia, 2036Además de Uma thurmans, entre el público había más caras conocidas. Es el caso de Jacobo Serra, canta autor manchego que se encargó de abrir la noche tocando algunas de sus delicadas canciones folk. No quiso perderse el directo Josu García (Tequila, La Tercera República-Martín&García), que subió al escenario, sin mucho éxito debido a un fallo en el sonido; o también Leiva , el 50% de Pereza. Ambos junto con Rubia, Carlos Tarque (M Clan), Rubén Pozo (la otra mitad de Pereza) y Jokin Salaverria (Jhonny Kaplan) forman Hot Legs, la banda paralela de todos ellos a través de la cual interpretan versiones de clásicos del rock. Tampoco faltó Enrique Berenguer,  de 84 , que posteriormente ocupó el papel de Dj residente de la sala o la actriz y modelo Mar Flores junto a su marido, el empresario Javier Merino. Para todos los gustos, sí señor. 

El éxito de la noche estuvo compartido. Al juego que pueden dar las canciones de Rubia, más aún interpretadas por una desinhibida Sara Íñiguez, hay que añadirle el acompañamiento de músicos más que entrenados en el directo. Hablamos de nombres como el jovencísimo Lucas Piedrabuena a la batería: “Tiene 18 años y lleva tocando la batería desde los 8” comentaba Sara sobre él.  Chema Moreno (84, Pitovnis) al bajo, el uruguayo Gabrulo García (Dejavu) a la guitarra eléctrica y Basilio Martí, que durante más de 20 años ha acompañado a Antonio Vega , al teclado.

Sara presentó algunas canciones que no están incluidas en 2036 como ‘Nada que decir’ o ‘Gente Cambiante’ y  guardó un as en la manga para concluir el concierto. ‘Flores y Gallinas’, que ocupa el primer lugar del disco, sirvió de despedida de una noche  en la que por encima de las caras conocidas, de Uma Thurmans o del poco silencio-en ocasiones- que reinó en la sala, estuvo la música y la interpretación que cada uno de los allí presentes hicimos de ella.

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