Fanática búsqueda de la belleza eterna

Existen unas 375.000 especies de coleópteros, más comúnmente conocidos como escarabajos. Todos nacen en larvas, mudan su piel de una a quince veces, experimentan unos cambios sustanciales en su cuerpo y se convierten en lo que nos imaginamos: insectos insignificantes. Parece difícil encontrar la belleza en un escarabajo, pero sabemos que en cuestiones de subjetividad ningún factor racional es válido.

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Dos payasos le prometen a un niño que van a sacar relucir lo más bello que tiene en su interior

La belleza del escarabajo, una propuesta escénica dirigida por Gustavo del Río y representada en la Nave 73, ofrece una reflexión sobre las fases de este insecto, estableciendo una comparación con el ser humano. “La belleza es solo el reflejo de un amor verdadero; la belleza física no dura”. Con estas evocaciones da comienzo la intensa performance. Los intérpretes Juan Caballero, Nicolás Gaude, Enrique Gimeno y Ana Petite van mudando de un personaje a otro para representar las distintas etapas que experimenta el ser humano, enloqueciendo en su fanática búsqueda de la belleza eterna. “Qué fea eres”, asegura un chico a su pareja. “Decían que éramos errores”, cavila una niña circense. En la escena de este circo terrorífico empieza el cambio. Dos payasos le prometen a un niño que van a sacar a relucir lo más bello que tiene en su interior. Los actores intercalan diálogos a lo largo de la obra con escenas de danza y monólogos interiores que, en ocasiones, también van coreografiados.

En La metamorfosis de Franz Kafka, el escarabajo se convierte en un ser incomprendido, sombrío, torpe, repugnante. El libro, que le valió la fama al escritor checo, acerca la figura de este insecto al lector, que termina familiarizándose con él. En La belleza del escarabajo el ser también experimenta esta fase: se vuelve vil, despreciable y egoísta. Y el espectador se siente identificado con él. El ser duda de su belleza y necesita la aprobación constante de los demás. Es la adolescencia.

La belleza del escarabajo
La vejez, fase de aceptación del inexorable paso del tiempo

Una vez pasada esta fase, llegan las ansiedades y los trastornos alimenticios. “¡Come un hielo!”, dice uno de los personajes a un miembro del público. “¡Qué te comas un hielo!”, repite señalando a otro. Los espectadores reían sin parar. “¡Nunca serás lo suficientemente delgada!”, grita la intérprete mientras abandona el escenario. Tras esta fase aparece la vejez, y con ella la aceptación del inexorable paso del tiempo. El dinero, en este caso, ralentiza ese discurrir del tiempo en el aspecto físico. A través de las cirugías el ser humano busca la belleza imperecedera. “No he nacido para morir, y todo lo bello que me sucede no puede morir así como así”, se lamenta un hombre mientras le operan sus cirujanos plásticos. “Os mataré si no detenéis mis signos de vejez”, acaba amenazándoles.

Los actores sorprendieron al público en cada una de las interpretaciones de distintos personajes y con la versatilidad que mostraron al pasar de un extremo a otro, combinando la danza y la dramaturgia. El summum de gustar lo encontraron finalmente en las redes sociales. Los personajes, despojados ya de sus pieles, escenifican el momento de subir una foto a Instagram: la pose perfecta, los hashtags: follow4follow, selfie –utilizado más de 250 millones de veces. Cargan la imagen a la red y aguardan. “Me gusta”, “me gusta”, “me gusta”, me gusta”, repiten una y otra vez viendo cómo su ego se va llenando a medida que llegan las notificaciones. La vida de ese ser humano, como la de todos, llega a su fin, y los actores culminan el espectáculo formando con sus cuerpos la figura de un escarabajo. Un escarabajo que, en tiempos remotos, en tiempos del Antiguo Egipto, fue considerado un símbolo de belleza. De belleza eterna.

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Paula Baldrich Izquierdo

Quise ser Harry Haller. Luego, Arturo Bandini. Quise ser escritora maldita pero, con el pelo corto y las gafapasta, me confundieron con hipster y ya no hubo manera. Así que, aprovechando la oportunidad, me infiltro entre las masas para descubrir nuevas tendencias culturales y contarlas al mundo. Partidaria del periodismo de largo aliento y los viajes improvisados. Respecto a mi personaje... ya veremos más adelante qué pasa.

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