Nao Albet y Marcel Borrás estrenan en el Teatro Valle-Inclán una obra que indaga el concepto de la originalidad y la convivencia entre lo falso y lo real
El día que James Joyce publicó Ulises algo cambió para siempre en la literatura. Su historia, contada desde la pura experimentación narrativa, adentró a los lectores en un universo propio en el que se mezclaban por capítulos decenas de estilos literarios. El escritor usaba este personal recurso para contar el escarpado viaje de su protagonista, Leopold Bloom, a través de las calles de Dublín.
Nao Albet (1990, Barcelona) y Marcel Borràs (1989, Girona) hacen lo propio en Falsestuff. La muerte de las musas, la obra que representan hasta el 25 de junio en la sala grande del Teatro Valle-Inclán. Desde una danza conceptual hasta un monólogo en francés. El conjunto es una odisea que se construye a lo largo de una espiral babélica que aúna y fusiona numerosos géneros teatrales; un collage sobrecogedor que, más allá de agotar o confundir por su indiscutible ambición, mantiene en vilo y emoción al público a lo largo de sus tres horas de duración.
La propuesta de los directores, que ya se estrenó hace cinco años en el Teatro Nacional de Cataluña, presenta a una compañía teatral que se dedica a plagiar con maestría espectáculos escénicos haciéndose pasar por los autores originales, hasta que Boris Kaczynski, un conocido productor al que estafan, descubre la trampa y se presenta en el local de ensayos en busca de su líder, André Fêikêvich, con intención de vengarse por la farsa. Pero, ¿quién coño es André Feikevich?
Esta es la pregunta que transita en el escenario durante el tiempo que transcurre la representación y que se responde sin prisas a lo largo de los siete episodios (más epílogo) que componen la pieza. Así el espectador es partícipe de un viaje a las propias entrañas del teatro, deleitándose en los juegos y excentricidades que proponen los catalanes; pasando de un western musical a un thriller, integrando a su vez el teatro de objetos e incluso un coloquio, en lo que parece un abrir y cerrar de ojos.
En esencia la obra es un maravilloso caos joyciano con el que Nao y Marcel buscan desgranar el significado de la originalidad, un concepto que consideran engañoso porque, ¿realmente es posible presentar una idea completamente genuina? Para ambos es complicado encontrar nuevas fórmulas escénicas en una época en la que es indiscutible la saturación de contenidos y se sienten más cómodos indagando y reflexionando sobre si es posible una convivencia amable entre lo falso y lo auténtico, lo inédito y la copia.
Esta meditación la llevan a escena a través de un montaje y una escenografía (a cargo de Adrià Pinar) que impacta desde el primer momento. De hecho, puede decirse que la obra empieza incluso antes de empezar, pues el público ya es partícipe de la historia antes de introducirse en el patio de butacas. En el hall del teatro, los espectadores se topan con un coche blanco y a uno de los actores en el interior. Esta extraña situación consigue generar expectación y ansias por descubrir lo que va a pasar una vez lleguen a sus asientos.
Es el cuidado en los detalles, tanto técnicos -destacando especialmente la iluminación, regulada por Cube BZ– como de contenidos, lo que ofrece la calidad escénica. También la pulidísima interpretación de los nueve actores principales -incluidos los propios directores-, de diferentes nacionalidades, que superan con éxito el reto de cambiar continuamente de registro y fluir en la piel de distintos y variopintos personajes, con numerosos vestuarios (Vera Moles) e incluso con diálogos en diferentes idiomas.
Los dramaturgos cierran con esta pieza la triología que comenzaron hace diez años con Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach (2013), seguida de Mammón (2015). Es especial, porque además precede a la que será su última obra conjunta como pareja artística, De Nao Albet y Marcel Borrás, que se aleja de su impronta artística (un estallido incesante de estímulos) para acercarse a un estilo que no han explorado tanto: el monólogo.
Conociendo este detalle, resulta imprescindible para quienes no conozcan aún a los creadores acercarse a contemplar Falsestuff, un homenaje al propio teatro que ofrece un mensaje de respiro a los propios artistas con respecto a las presiones para mantenerse en la agotadora búsqueda de la originalidad.
Ficha técnica
- Texto y dirección: Nao Albet y Marcel Borràs
- Reparto: Nao Albet, Marcel Borràs, Naby Dakhli, Thomas Kasebacher, Joe Manjón, Johnny Melville, Diana Sakalauskaité, Laura Weissmahr y Sau-Ching Wong
- Escenografía: Adrià Pinar
- Iluminación: Cube BZ (María de la Cámara y Gabriel Paré)
- Vestuario: Vera Moles
- Composición musical y espacio sonoro: Nao Albet