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Cartel Black Mirror

Amanecer. Teléfonos móviles, ordenadores portátiles, aviones, autopistas, hoteles. Puesta de sol. Somos parte de una raza que se mueve por el mundo sin dejar huella en ninguna parte. Black Mirror es una exposición multidisciplinar, breve pero muy interesante que retrata a toda una generación nómada. El artista californiano Doug Aitken  debuta en nuestro país en la Galería Helga de Alvear (hasta el 10 de marzo).

 

Este norteamericano utiliza un lenguaje muy cinematográfico, aunque no sólo se vale del vídeo, sino también de fotografía y una mínima parte de escultura. Aitken ganó el Premio Internacional de la Bienal de Venecia en el noventa y nueve, más recientemente su proyecto Sleepwalkers usó como pantalla de proyección el mismísimo edificio del MOMA  de Nueva York.Chloe Sevigny

La muestra que nos ocupa está dividida en dos partes. En una encontramos un puñado de obras en las que se juega con diferentes conceptos de puesta de sol (sunset); por otra parte encontramos la pieza central de la exposición, el Black Mirror, una instalación poliédrica cubierta de espejos en el exterior y también en el interior. Dentro, se proyecta en bucle un cortometraje de unos diez minutos, una road movie protagonizada por Chloë Sevigny (nominada al Oscar en 1999) plagada de imágenes detallistas, de escenarios anónimos cargados de sentido que reflejan a la perfección el mundo del viajero del siglo XXI.

Un retrato muy fugaz pero intenso de los tiempos que corren, de las miles de personas que duermen en el mismo hotel que nosotros o viajan en el mismo avión, cada una con una vida propia que jamás descubriremos.

El Black Mirror, además de tener espejos por paredes, tiene cinco pantallas en las que se proyecta simultáneamente el filme, con algunas variaciones de ángulo puntuales, un plus de dinamismo a la sugerente escena. Los reflejos extienden las imágenes hasta el infinito, creando el efecto de que el relato sucede innumerables veces. Todos los días se producen miles de encuentros breves entre vidas que nunca volverán a cruzarse, en espacios indeterminados en los que nada permanece.

Exchange.

Connect.

Move on.

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