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En el centenario del surrealismo, Juan Zamora revive el sueño

Dibujo de light, exposición de Juan Zamora en Espacio Valverde
Light, Juan Zamora Foto: Lison Soulé-Susbielles

La exposición, un cruce entre ciencia y poesía, se articula en torno a obras pluridisciplinarias que sitúan la vida en su centro

«Durante la operación de columna soñé anestesiado que atravesaba un bosque de Bambú o un Bosque de Bambú me atravesaba a mí». Así encontró el artista español Juan Zamora (Madrid, 1982) el punto de partida de su exposición light, expuesta en el Espacio Valverde hasta el 31 de octubre.

Dibujos médicos de un hiperrealismo desconcertante, esculturas de columnas vertebrales, células cultivadas ultrazoomizadas, música de fondo que suena extraña, es suficiente para sentirse perturbado. Sin embargo, las heterogéneas salas de la galería acogen las piezas diversas de Zamora con armonía y minimalismo.

Escultura de columna vertebral de Juan Zamora en una de las salas del Espacio Valverde
Escultura de columna vertebral de Juan Zamora en una de las salas del Espacio Valverde
Escultura de columna vertebral en una de las salas del Espacio Valverde © Espacio Valverde
Escultura de columna vertebral de Juan Zamora en una de las salas del Espacio Valverde

Todas las obras ponen en relación al artista con la naturaleza. Desde el sentido más imaginativo hasta el más perceptible, con células de disco intervertebral extraídas durante su operación e insertadas en una escultura de madera y bambú. Hay algo sagrado en esta celebración de lo vivo, una precisión e hibridación del hombre y el ecosistema.

Es, sin duda, la escenografía la que acentúa el carácter divino de la escultura. Instalada sobre un zócalo, pero levitando sobre él, su colocación en una alcoba recuerda el altar de una capilla.

Aunque esta obra evoca la línea directriz del trabajo de Juan Zamora, sus dibujos médicos de la primera sala constituyen el proceso artístico más interesante de la exposición.

El sueño como detonante

Todo empezó con lápiz y papel. De niño, el ilustrador madrileño aprovechaba las siestas para echar mano de su imaginación y plasmarla sobre el papel. Desde sus primeros trabajos, con personajes animados creados en 2011, antes incluso de terminar sus estudios en la facultad de Bellas Artes, el ilustrador dibujaba las criaturas que se le pasaban por la cabeza mientras dormía.

Este planteamiento recuerda al movimiento surrealista, que sitúa los sueños y el automatismo en su esencia. En 1916, el poeta francés André Breton descubrió la obra de Freud sobre el psicoanálisis. Este encuentro fue el punto de partida de su Manifiesto Surrealista, publicado en 1924, que explora la escritura automática, el sueño y la ausencia de control. Desde su publicación hace 100 años, en el periodo de entreguerras, cuando el absurdo del mundo llamaba a la revuelta, el movimiento ha cobrado nueva vida en los últimos años. ¿Se debe esto a un contexto igualmente caótico? Sin duda.

Durante la operación de columna soñé anestesiado que atravesaba un bosque de Bambú o un Bosque de Bambú me atravesaba a mí, no estoy seguro…

El sueño, a través de las imágenes y el lenguaje, nos permite escuchar lo que el inconsciente nos dice y que no queremos oír. El sueño es una ventana abierta al inconsciente que demuestra su existencia. A través de sus sueños, Juan Zamora hace hablar a la naturaleza, que es silenciosa, como en una de sus obras que traduce la enfermedad de las hojas o de los árboles agujereados en partituras musicales. Es una forma poética de dialogar con un entorno claramente incomprendido.

Caja de música con partituras que copian los agujeros de los árboles u hojas enfermas
Caja de música con partituras que copian los agujeros de los árboles u hojas enfermas. © Lison Soulé-Susbielles

Dibujo automático

Más allá de la vertiginosa técnica de los dibujos, es la colaboración de los ámbitos científico y médico con el universo artístico lo que intriga al visitante. En eso consiste el surrealismo: en combinar elementos inesperados y sin relación entre sí para crear lo aleatorio y lo inesperado. Sobre los informes médicos originales de la operación del artista, éste optó por dibujar las visiones que tuvo durante la operación. Explorando el sufrimiento, consiguió transformar su operación en un objeto artístico.

Como por automatismo, al despertar sintió la necesidad de traducir lo que había sucedido en su cabeza. Sueño o pesadilla, sus impulsos artísticos ejercen una atracción mórbida y, en el contexto medioambiental actual, desencadenan preguntas que traspasan los límites de su propio inconsciente. Raíces en el cerebro, ramas de bambú como tendones, prolongaciones de miembros en las hojas: este sueño de hacerse uno con la naturaleza es quizá la traducción de una necesidad urgente de conectar con ella.

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