Elena Almagro: “He aprendido a apreciar la belleza en lugares feos”

Como si de especies exóticas o selvas inexploradas se tratara, Elena Almagro (Londres, 1976), fotógrafa especializada en arquitectura, ha presentado, recientemente, su proyecto Safari en la Galería Cero de Madrid, que captura el hábitat de las calles de la capital. Utilizando las técnicas propias de un documental de ecosistemas más rurales o apartados, Almagro ha querido explorar la cotidianidad de un lugar urbano y doméstico en el que “las especies que mejor se han adaptado son los homínidos y las aves columbiformes”, tal como explica en su presentación.

En las composiciones no solo se muestran paisajes, también retratos de sus habitantes, desde una paloma hasta el vulnerable rostro de un anciano, además de vídeos y proyecciones de la vida en la ciudad. De esta manera, a través de secuencias fotográficas, Almagro nos muestra un sitio donde lo ‘natural’ es una sirena de una ambulancia, inherente al bramido del viento.

 

Cultura Joven: ¿Por qué elegió captar un lugar urbano? ¿Qué es lo que más le llama la atención de él?

Elena Almagro: Porque es mi mundo, el lugar donde vivo, mi realidad, lo que me rodea y me hace ser quien soy y cómo soy. Influye en nuestro comportamiento, estado de ánimo y mil cosas más.

Lo que más me llama la atención es lo duro que es a veces. Lo poco amable. Lo mal que nos lo hemos montado los seres humanos creándonos este lugar donde vivir. Y que dentro de un lugar tan inhóspito me sienta tan a gusto en muchos momentos. He aprendido a apreciar y valorar la belleza en lugares más bien feos. Hemos aprendido a sentirnos tan cómodos aquí, con el tráfico como telón de fondo, que cuando salimos a la naturaleza nos abruma el silencio entre otras cosas más.

CJ: Sus fotografías tienen un tono minimalista, se podría decir que su intención es retratar la cotidianidad con detalles mínimos. ¿Se trata de hacernos parar en lo que pasamos por alto en el día a día?

E.A: Mi intención es retratar lo cotidiano, lo que no tiene importancia, lo sencillo, lo mínimo (como lo quieras llamar). Y al hacerlo darle importancia para que nos paremos a disfrutarlo. Eso es lo que yo hago. Pararme a disfrutar de la contemplación. Si viviese en el campo contemplaría la belleza de la sencillez de los elementos naturales, al vivir en la urbe contemplo la gracia de las formas que me rodean. Sean las que sean.

C.J: En la colección ‘Safari’ sorprende gratamente la combinación de lo natural con lo artificial, al igual que, por ejemplo, en las proyecciones de edificios podemos escuchar los sonidos de un pájaro de fondo. ¿Podríamos decir que no estamos tan lejos de la naturaleza como pensamos?

E.A: Considero la ciudad un lugar natural ya que existe y ha surgido espontáneamente a lo largo de miles de años, como cualquier lugar o fenómeno natural. Y así es como he querido fotografiarla, como entorno o hábitat natural. La excusa que me he buscado para describirla es hacer un safari siguiendo un formato de reportaje de naturaleza. Pero es que realmente para mi, la ciudad es naturaleza. Y no precisamente porque contenga elementos naturales. Los pocos árboles o arbustos en una plaza asfaltada no es lo que considero naturaleza, sino la ciudad y su artificialidad, como resultado de la evolución de lo natural en estos momentos.

C.J: ¿Cree en la concienciación a través del arte, que podemos reflexionar a través de la fotografía?

E.A: Claro. Considero que la fotografía y el arte te llevan a pequeños momentos de reflexión, o de sentir o ver algo con mayor claridad…. Pero a mí, personalmente, lo que más me mueve es la sencillez y lo emocional. Cuando la obra es muy pretenciosa o su intención demasiado política no me suele mover, pierdo interés y, por lo tanto, no me hace reflexionar.

 

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