La novela del autor francés Antoine de Saint-Exupéry, obra maestra de la literatura, fue publicada por primera vez el 6 de abril de 1943
Viajar de asteroide en asteroide y responder a las preguntas que nadie se hace. La trama del cuento de ‘El Principito’ sigue siendo algo fascinante tanto para adultos como para niños. Solo por detrás de la Biblia y las novelas de Harry Potter, la obra de Saint-Exupéry ha vendido un total de 200 millones de unidades, y ha sido traducida a 270 lenguas distintas.
La editorial española Salamandra ha decidido homenajear el aniversario de esta historia lanzando cuatro libros: El Principito: ¿Dónde estás Zorro?, una edición bilingüe de la obra, una agenda escolar y una versión troquelada rotatoria, que estará a disposición del público para la campaña navideña.
La fábula de El Principito es la historia de un joven sin nombre que, mientras viaja por los asteroides y planetas, descubre más acerca de temas como la amistad, el amor o el sentido de la vida, desde el punto de vista de un infante. Es por eso por lo que tanto pequeños como adultos pueden disfrutar de esta obra, que nos descubre cosas nuevas tras cada lectura.
Su autor, Antoine de Saint-Exupéry (Lyon, 1900 – Mar Mediterráneo, 1944) era un piloto y corresponsal de prensa en la compañía Latècoére. Sus primeras historias, como Correo del Sur, publicada en 1928, o Vuelo Nocturno, publicada en 1931, convirtieron al piloto en un escritor de gran éxito.
En 1935, Saint-Exupéry comenzó a trabajar en los periódicos L’Intransigeant y Paris Soir. Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, decidió mudarse a Nueva York, donde publicó varios relatos, como Piloto de Guerra o su obra más famosa, El Principito. Tristemente, Antoine falleció en un accidente aéreo mientras sobrevolaba el Mar Mediterráneo, saliendo de la isla francesa de Córcega.
Siempre es un buen momento para retomar este corto relato, e intentar valorar esas lecciones que el autor francés plasmó en sus páginas, porque, como decía el Principito: «No se ve bien si no es con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos».