El gato de los huevos de oro

el gato con botas

– Señoras y señores, niños y niñas, ¡ya está aquí la Navidad!

 

– ¡Pero si falta casi un mes!

 

– ¿Y qué? Las luces de las calles, los adornos de las tiendas y la cartelera de los cines han decidido que ya es la fecha. ¡A consumir!

 

La primera en la frente: El gato con botas.

 

 

Te sientas con un buen montón de palomitas y un vaso enorme de Coca-Cola, esta película lo requiere. Te colocas las gafas de 3D y te acomodas para tragarte lo que te van a echar. La elección, en principio, no es mala. El spin off  al que vamos a desafiar viene de una de las mejores sagas de dibujos “no tan infantiles” de los últimos años: Shrek. El personaje del gato con botas aparece en la segunda parte. Esos ojillos dilatados con cara de pena y de chantaje emocional convirtieron al felino en un elemento estrella. Y estirando la madeja con la que tanto le gustaba jugar al minino, lo sacamos de la película, lo colocamos en lo que sería su ambiente original e intentamos hacer otro taquillazo.

 

Ahora nos enfrentamos a la narración de su historia, dirigida por Chris Miller, mucho antes de que conociera a Shrek y a Burro. Gato protagoniza su aventura junto a Humpy Dumpty, un huevo ambicioso y maltratado por la sociedad, y a Kitty “Zarpas suaves”, una ladrona de guante blanco y buen corazón que habla a través de la voz de la actriz mexicana Salma Hayek. La trama es una mezcla entre el cuento infantil Juan y las judías mágicas y los lances de el zorro, personaje al que dio vida Antonio Banderas alguna vez, actor que de nuevo presta voz al felino.

 Si Shrek conseguía el punto justo entre el humor suave infantil de las películas de animación en la línea Disney y la ironía y retranca que permitía que los padres no vieran ir al cine con los niños como un trámite afectuoso en la tradición, si no que lo disfrutaran aún más, El gato con botas, más allá de la moda del 3D, pierde en puntos sarcásticos. No todo puede ser la gallina de los huevos de oro. Se salvan los guiños divertidos a la vida de forajido del protagonista, entre burdeles, tabernas y antros, pero la moraleja mansa dirigida a los más pequeños se percibe en todo momento.  Once euros por sesión, para huir del frío que hace ya en las calles, si no tienes que acompañar a los primos/sobrinos/hermanos pequeños, quizás no compense.  También en otros sitios tienen calefacción.

 

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