El Escorial parece pequeño desde el Monte Abantos

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El Monte Abantos, en la Sierra de Guadarrama, es uno de los lugares más atractivos para hacer una excursión cerca de Madrid. El Escorial, a sus pies, resulta una vista única.

Tantos reyes en El Escorial y para sentirse como uno de ellos sólo hay que subir a la montaña más cercana. La Sierra de Guadarrama puede hacer que uno de los mayores monumentos nacionales parezca menos de lo que es. Es así si estás en el Monte Abantos, a 1.753 metros de altura, donde con un solo dedo puedes tapar la mitad de la ciudad.

A una hora de Madrid se encuentra una de las excursiones más atractivas que puede ofrecer nuestra Comunidad. El Escorial es sin duda uno de los monumentos nacionales de obligada visita. La localidad, por supuesto, también lo es. Pero aquellos amantes de la naturaleza que ya conozcan esos  grandes salones imperiales y esos jardines grandilocuentes, tienen la opción de subir a la Sierra de Guardarrama para contemplar el paisaje desde otro punto de vista.

A finales de otoño las nieves invernales ya se han adelantado, por lo que es necesario ir muy abrigado. Además, hay que remarcar que la subida puede resultar un poco dura aunque asequible para todo el mundo si hacemos algunos descansos. Un pequeño esfuerzo merece la pena pues caminar entre robles teñidos de blanco y riachuelos congelados no es una sensación que podamos tener todos los días.

camino-monte-abantos-grLa subida comienza con bastante pendiente. A esa altura, tan sólo un poco de escarcha cubre el uniforme bosque que rodea el sendero. Es un camino agradable, silencioso, con restos de paisaje otoñal que nos recuerdan que, pese a la temperatura, la temporada más fría del año está a un par de meses de distancia. El GR está bien marcado por lo que es difícil perderse. Aun así, si uno decide prescindir de la senda ya establecida, puede orientarse gracias a las dos grandes cruces blancas que coronan los picos más importantes.

El camino intermedio es más asequible y uniforme. Rodeado de bosque, el sendero discurre hasta la parte más alta. Aquí el tramo se hace un poco más complicado. Rocas desnudas con agua congelada forman el punto final hasta una cumbre en la que los vientos fríos soplan con intensidad. Suena más duro de lo que es porque las pequeñas dificultades quedan olvidadas en cuanto uno alcanza a ver el paisaje: El Escorial, el Embalse de Valmayor, al fondo los cuatro rascacielos de Madrid… Todo parece pequeño desde ahí arriba.

En definitiva, se trata de una excursión muy recomendable para todos aquellos que quieran visitar la Sierra de Guadarrama. Está cerca de Madrid y, en invierno, resulta un paisaje muy diferente al que estamos habituados en la capital. Luego, si uno considera que se merece un regalo tras el esfuerzo de la marcha, puede ir a comer a El Escorial y así coronar la mañana.

Miguel Martín Pazat de Lys

Licenciado en Derecho y Periodismo. Amante de la política, la actualidad, la música, la historia, los viajes y las nuevas tecnologías.

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