Día Internacional de la Felicidad: Cultura, Hormonas y Bienestar

Día mundial de la felicidad disfrutando riendo con amigas

Cada 20 de marzo, el mundo celebra el Día Internacional de la Felicidad, una fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 2012 con el objetivo de reconocer la importancia de la felicidad y el bienestar de las personas. En un mundo donde las preocupaciones económicas y sociales prevalecen, la ONU nos invita a reflexionar sobre cómo las políticas y las decisiones sociales afectan nuestra calidad de vida y nuestra capacidad para experimentar bienestar. Pero, ¿por qué celebramos este día y cómo se conecta con la cultura y la ciencia?

La proclamación del 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad tiene raíces en el pequeño pero influyente país de Bután, conocido por su enfoque alternativo en medir el progreso: la Felicidad Nacional Bruta (FNB). Mientras que muchos países se enfocan en indicadores económicos como el Producto Interno Bruto (PIB), Bután ha adoptado una perspectiva que valora el bienestar emocional, la salud, la educación y el equilibrio con la naturaleza como componentes fundamentales de una sociedad próspera.

Bután país de la felicidad © imagen recogida de Unsplash

En 2012, la ONU adoptó este enfoque al incluir el bienestar en sus objetivos de desarrollo sostenible. A través de la resolución 66/281, se estableció el Día de la Felicidad para sensibilizar a gobiernos, empresas y ciudadanos sobre la necesidad de políticas que promuevan la felicidad colectiva. Este enfoque subraya que la felicidad no es solo una cuestión individual, sino una responsabilidad compartida por todas las instituciones que modelan nuestras vidas.

La felicidad en la cultura y las sociedades

La felicidad, aunque universal, se experimenta de manera diferente según la cultura y el contexto social. En sociedades occidentales, la felicidad se asocia a menudo con el éxito personal y profesional, mientras que en muchas culturas orientales y colectivistas, el bienestar está más vinculado con la armonía social y las relaciones familiares.

Por ejemplo, en países como Finlandia, el apoyo social y la confianza en las instituciones juegan un papel fundamental en la experiencia del bienestar. El Informe Mundial de la Felicidad 2024, publicado por la ONU, posiciona a Finlandia como el país más feliz del mundo por séptimo año consecutivo. Este éxito se debe a varios factores culturales, como la calidad de vida, el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, y la fortaleza de la red social. En contraste, países como Afganistán, que enfrentan constantes desafíos sociales y políticos, ocupan los lugares más bajos en este índice.

Finlandia © Imagen recogida de Unsplash
Finlandia © Imagen recogida de Unsplash
Afghanistan ©Imagen recogida de Unsplash
Afghanistan ©Imagen recogida de Unsplash

La ciencia de la felicidad: hormonas

Más allá de los factores culturales y sociales, la felicidad también tiene una base biológica que se relaciona con neurotransmisores en el cerebro. La serotonina, dopamina, endorfinas y oxitocina son las llamadas hormonas de la felicidad. Estos neurotransmisores tienen un impacto directo sobre nuestras emociones y bienestar general.

  • Serotonina: Se asocia con la regulación del estado de ánimo y la sensación de bienestar. La luz solar, una dieta equilibrada y el ejercicio son grandes promotores de la producción de serotonina.
  • Dopamina: Es conocida como la «hormona de la recompensa», ya que se libera cuando logramos metas o experimentamos momentos placenteros, como disfrutar de una comida deliciosa o alcanzar un objetivo importante.
  • Endorfinas: Estas hormonas actúan como analgésicos naturales, reduciendo el estrés y promoviendo una sensación general de felicidad. Se liberan durante el ejercicio físico, especialmente cuando se practican actividades de alta intensidad.
  • Oxitocina: También conocida como la «hormona del amor», se libera en situaciones de contacto físico afectivo, como abrazos o momentos de cercanía emocional. Este neurotransmisor está relacionado con las relaciones interpersonales y la creación de lazos afectivos fuertes.
©Psychology Toda II Diseño de Valeria Salazar
Fuente: ©Psychology Toda II Diseño de Valeria Salazar

El equilibrio de estas hormonas es crucial para mantener un estado de bienestar duradero. Por ello, actividades como hacer ejercicio regularmente, socializar y practicar la gratitud son fundamentales para estimular la liberación de estas hormonas, mejorando no solo el ánimo, sino también la salud mental y física.

Promoviendo la Felicidad en la Vida Cotidiana

El Día Internacional de la Felicidad nos invita a reflexionar sobre cómo podemos mejorar nuestro bienestar personal y colectivo. Si bien la felicidad es subjetiva y puede variar según la persona, ciertos hábitos pueden fomentar un estado general de bienestar:

  • Ejercicio físico: No solo mejora la salud física, sino que también estimula la liberación de hormonas de la felicidad. Participar en actividades culturales como clases de danza tradicional, bailes comunitarios o sesiones de zumba al aire libre combina el movimiento con la música y el sentido de pertenencia, multiplicando sus beneficios emocionales.
  • Relaciones saludables: La calidad de nuestras relaciones sociales es uno de los mayores predictores de bienestar. La oxitocina se libera cuando compartimos momentos con seres queridos, reforzando nuestros lazos afectivos. Asistir a obras de teatro participativas, festivales locales o círculos de lectura permite compartir experiencias significativas que fortalecen los vínculos afectivos y promueven el diálogo.
  • Meditación y mindfulness: Estas prácticas ayudan a reducir el estrés y la ansiedad, equilibrando los niveles de serotonina y dopamina en el cerebro. Talleres culturales que combinan meditación guiada con música en vivo (como cuencos tibetanos, instrumentos ancestrales o poesía sonora) brindan un espacio de calma y conexión interior en entornos artísticos.
  • Alimentación consciente: Consumir alimentos ricos en nutrientes, como frutas y pescado, favorece la liberación de dopamina y serotonina, mejorando el ánimo. Actividades como muestras gastronómicas, talleres de cocina saludable o ferias culturales con enfoque en la nutrición permiten redescubrir el valor emocional y cultural de la comida como parte del bienestar integral.

El Día Internacional de la Felicidad no solo es una oportunidad para reflexionar sobre el bienestar social y económico, sino también para pensar en cómo podemos mejorar nuestra salud emocional y física a través de pequeñas acciones cotidianas. Ya sea adoptando hábitos que favorezcan la producción de hormonas de la felicidad o trabajando por un entorno social más justo, todos podemos contribuir a un mundo más feliz.

Sara Carrasco

Periodista todoterreno con GPS en cultura y deportes. Si hay una historia interesante, probablemente ya la esté contando... o pensando cómo titularla.

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