«La caligrafía es el vínculo entre la letra y el ser», dijo en 2009 del poeta y calígrafo árabe Ghani Alani. «Desde el principio traté de captar la esencia de la escritura en la civilización árabe. Partiendo de mi experiencia, empecé a ahondar en las ideas de unidad y continuidad que la caligrafía permite expresar. La caligrafía viene a ser como un río en el que confluyen las demás artes para enriquecerla». Las palabras de Alani llevaban razón: la caligrafía es una expresión artística en cuyo origen y esencia, como en las demás, no hay ninguna utilidad práctica; sino puro placer y creatividad, algo que la hace más bella y desinteresada. Decora y embellece las palabras, y para ello hay tantas posibilidades como nos ofrezca la imaginación.
La Biblioteca Nacional de España ha recogido el pasado y el presente de la caligrafía en dos exposiciones, Caligrafía española. El arte de escribir y Caligrafía hoy. Del trazo al concepto; dedicando la primera al inicio del arte de la escritura en la península (en torno al siglo XVII) y su progresiva evolución, y enfocando, por otro lado, la segunda, a las más modernas aplicaciones de la caligrafía, como es la publicidad o el diseño gráfico. De esta forma, podemos recorrer la historia de la caligrafía española –con algunas pinceladas internacionales– a través de ambas salas, iniciando el camino con Caligrafía española. El arte de escribir, una muestra que reúne textos originales, material de escritura y retratos de algunos de nuestros más importantes personajes de la caligrafía y la escritura, como Aldo Manuzio, Guiral de Valenzuela o Rico Sinobas, sobre cuya labor habla el comisario de la exposición, Jose María Ribagorda, en una entrevista disponible en la página web del Museo de la Biblioteca, donde podemos encontrar más información e imágenes de ambas muestras. La antigüedad y buena conservación del material expuesto nos hace viajar en el tiempo, olvidarnos de la tecnología más moderna e imaginar cómo se escribía y trabajaba entonces, cuando las manos y el talento convertían en poesía al abecedario.
Algo queda hoy en día de aquél trabajo manual, lento y delicado, de aquella destreza y paciencia que, inexplicable pero afortunadamente, aún hoy encuentra su hueco entre lo moderno y sus consecuencias. Porque pese a la reciente y creciente irrupción de lo digital en prácticamente todos los oficios, el gusto y el interés por lo manuscrito y por la caligrafía no ha desaparecido, sino que, por el contrario, continúa siendo una importante fuente de inspiración y de trabajo. Un ejemplo de ello es la segunda muestra, Caligrafía hoy. Del trazo al concepto, situada en la planta baja del Museo. Si bien es el concepto el objetivo final de la caligrafía contemporánea (el logo de una marca, un cartel publicitario, o incluso los graffitis), éste no existiría sin el trazo; sin ese primer boceto a lápiz en el que materializar la idea y perfeccionarla. Desde los pergaminos, primer destinatario de la caligrafía, hasta conquistar mundos tan diversos como el editorial, el de los tatuajes o el de las botellas de vino; el arte de la escritura ha evolucionado y diversificado sus posibilidades, conquistando terrenos que, en sus inicios, jamás hubiera imaginado.
Claude Mediavilla, calígrafo francés de origen español, resume el concepto del calígrafo profesional como un artista que ya no se limita a la mera copia de modelos de alfabetos, sino que ha traspasado las normas y ha dejado que la creatividad y su sello personal aporten nuevos trazos a la escritura creativa, bien adaptándose al objeto destinatario de dicho trabajo o bien empapando de sus ideas a dicho objeto. Como dijo Truman Capote: «Para mí, el mayor placer de la escritura no es el tema que trate, sino la música que hacen las palabras». Y qué es la caligrafía sino magia hecha con palabras.
Información práctica:
Caligrafía. El arte de escribir
Hasta el 10 de enero de 2016. Sala Hipóstila de la Biblioteca Nacional. De martes a sábado, de 10 a 20 h; domingos y festivos, de 10 a 14 h.
Caligrafía hoy. Del trazo al concepto
Hasta el 31 de enero de 2016. Sala de las Musas de la Biblioteca Nacional. De martes a sábado, de 10 a 20 h; domingos y festivos, de 10 a 14 h.