La 47ª edición de Feriarte, celebrada la última semana de noviembre, congregó a 67 anticuarios y galerías de toda España, además de ofrecer un gran número de charlas formativas y otras actividades.
Los aficionados a las antigüedades estuvieron de enhorabuena la pasada semana. Desde el 23 de noviembre hasta el 1 de diciembre, IFEMA acogió una nueva edición de Feriarte, uno de los eventos relacionados con este ámbito más relevantes de nuestro país. Esta feria, celebrada desde 1974, reúne cada año a cientos de anticuarios y miles de visitantes, tanto expertos en arte como espectadores casuales. Tras un breve parón en 2020 debido a la pandemia, en los últimos años ha logrado revitalizarse y seguir batiendo su propio récord de asistentes.
Se trata de una oportunidad única para poder contemplar antigüedades de todas las épocas y procedencias en un único recinto, con una navegación sencilla y bien señalizada para que el visitante pueda disfrutar de cada una de las pequeñas exhibiciones. Si bien la mayoría procede de colecciones privadas y marchantes individuales, también hay muchas otras donadas por exposiciones y museos. Gracias a ello, es posible contemplar joyas históricas de todos los continentes en el Recinto Ferial de Madrid, sin necesidad de acudir a galerías repartidas por el mundo.
La oportunidad de adquirir historia
Sin embargo, no se trata únicamente de una exposición de obras artísticas. Además de disfrutar in situ de las múltiples reliquias, existe también la posibilidad de adquirirlas. En la edición de este año se vendieron más de 1.500 cuadros, esculturas, muebles y otros bienes, cuyo valor asciende a decenas de millones de euros. Por ello, tanto quienes busquen comprar una nueva pieza para su colección como quienes, simplemente, deseen contemplar en persona varios siglos de historia se verán satisfechos.
Los puestos de venta pueden dividirse en dos clases: los centrados en un único estilo o artista y los que incluyen piezas pertenecientes a diversas épocas y creadores. Entre los primeros destacaron las colecciones de Tàpies y Antonio López, entre otras figuras destacadas del arte contemporáneo. Cabe resaltar el especial énfasis puesto en obras de carácter experimental, realizadas con técnicas y materiales poco usuales, o con efectos tridimensionales. Por otra parte, en muchos puestos se combinaban cuadros de todas las épocas con vetustas joyas y esculturas, artilugios decorativos y otras antigüedades sin relación aparente.
Asimismo, varias exposiciones ejercieron el papel de museos internacionales en miniatura: desde un muestrario de artesanía egipcia y grecorromana hasta una lección de historia narrada a través de tapices, pasando por manuscritos medievales iluminados. También destacó una caseta dedicada exclusivamente a tesoros de Japón, con máscaras kabuki, figurillas, jarrones, catanas e incluso una armadura samurái completa. Otros puestos dedicados a la numismática o a las armas hicieron reflexionar a los espectadores sobre la transformación que el tiempo ejerce sobre muchos objetos, pasando de elementos de uso cotidiano a reliquias atemporales.
Actividades educativas y divulgativas
Finalmente, y con el objetivo de promover la pasión por el arte entre el público general, también se impartieron hasta 29 conferencias y talleres a lo largo de la semana. La edición de este año se centró en el Siglo de Oro español, abarcando desde la numismática hasta los pintores y sus mecenazgos. Además de aportar información acerca de las diferentes disciplinas artísticas, varias de las charlas incluyeron actividades de carácter práctico. Esta labor divulgativa se complementó con un puesto centrado exclusivamente en guías y otros libros de arte.
La exposición finalizó la tarde del domingo 1 de diciembre, único día en el que no se celebraron esta clase de eventos complementarios. Saldada con más de 15.000 visitantes, esta edición de Feriarte puso de manifiesto el notable interés que las antigüedades continúan suscitando tanto entre el público general como entre los coleccionistas profesionales.