CISNE NEGRO, CISNE BLANCO

Cartel Cisne Negro

La languidez de sus gestos y de su expresión corporal, la delicadeza de sus pasos y de su piel, la suavidad de su mirada y de sus aspavientos. Acaricia el aire que tanto anhela y que pocas veces disfruta y proyecta su vida en cada movimiento muscular. Busca con la mirada la inspiración. Defiende en el escenario una historia trágica y bella. Defiende en su vida su arte y su danza. Nina quiso ser la reina cisne y lo consiguió. Darren Aronofsky quiso que Natalie Portman fuera el cisne blanco y también el cisne negro, y lo consiguió. Black Swan llegará el 18 de febrero a los cines españoles para poner una nota de tensión, movimiento y oscuridad en cada sala y en cada espectador.

La imagen de Natalie Portman, erguida sobre las puntas de sus pies, arqueando la espalda en un movimiento delicado, acompañado por la curvatura de unos brazos que le hace mantener el equilibrio, es irresistiblemente sensual y atrapante. Es así como la pobre Odette se convierte en cisne engañada por Von Rothbart y es así como se inicia este largometraje, gracias al cual la actriz ya ganó un Globo de Oro (y quién sabe si ganará alguna que otra estatuilla dorada…)

Natalie Portman Cisne Blanco

Lo complicado de interpretar a Nina no es, precisamente, el baile. El personaje es mucho más complicado en su interior que en su exterior. Nina se siente enclaustrada, encerrada en sí misma, sin poder avanzar en otro aspecto de su vida diferente al baile; Nina tiene un objetivo claro: quiere ser «the swan queen», la reina cisne, el cisne blanco. Es la bella Odette que, irónicamente vive atrapada en cuerpo de ave, presa de su plumaje y encerrada en un lago. Sin salida.

Pero Nina quiere ser la reina cisne con todas sus consecuencias. El lado oscuro del cisne está presente y se tiene que enfrentar a él. Tiene que ser Odile, el cisne negro (la mujer con quien Rothbart engaña a Sigfrido haciéndole creer que es Odette y rompiendo la posibilidad de que ésta conozca el amor eterno y, por lo tanto, vuelva a ser una mujer). En definitiva, Nina tiene que sacar su lado más salvaje, el que se ha encargado de ignorar y esconder en lo más profundo de sus entrañas.

Natalie Portman Cisne Negro

En todo momento somos testigos de esta bipolaridad, de esta dicotomía de personalidades que acaban por superar a Nina; se deja llevar por los extremos y en su fuero interno se despiertan todos aquellos instintos que había tratado de apagar con la rectitud y la disciplina de la danza. Nina redescubre su sexo e incluso se deja llevar haciendo el amor con otra mujer; Nina redescubre su maldad; Nina se acaba convirtiendo en Odile fuera del escenario y guarda a Odette para cuando calza sus puntas de ballet.

Natalie Portman se convierte en la reina cisne con todo lo que ello conlleva. Y lo que conlleva, a ojos del espectador, es una maravillosa interpretación a través de la cual nos introducimos en Nina. Somos espectadores de su transformación tanto interna como externa, acabando por estremecernos en esa última escena del Lago de los cisnes en que la simbiosis entre el ave y la mujer llega a su máximo apogeo; en la que la simbiosis entre maldad, bondad y belleza, llegan al límite; en la que Aronofsky cuenta un drama interno con la delicadeza y la crudeza que nos deja perplejos y pensando en Nina, no la muchacha que se convirtió en cisne, sino el ave que se hizo humano.

«The only person standing in your way is you, Nina»

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Director: Darren Aronofsky
Guión: Mark Heyman, Andres Heinz
Duración: 108 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Idioma: Inglés, francés (algunos diálogos)
Género: Drama, Thriller
Reparto: Natalie Portman, Mila Kunis, Vincent Cassel, Barbara Hershey, Winona Ryder, Benjamin Millepied, Ksenia Solo, Kristina Anapau, Janet Montgomery, Sebastian Stan, Toby Hemingway, Sergio Torrado, Mark Margolis, Tina Sloan…

 

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