CAPERUCITA ROJA, ¿A QUIÉN TIENES MIEDO?

“Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!”, “para mirarte mejor”; “Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!, “para escucharte mejor”; “Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!…. “¡para comerte mejor!”. ¿Cuántas veces habremos escuchado de pequeños este diálogo, perteneciente al popular cuento de Caperucita Roja? Seguro que millones de veces, ¿verdad?

Toda historia es susceptible de mil y una interpretaciones, y en este caso no iba a ser menos. La intención de este cuento era advertir a los más pequeños de la importancia de desconfiar de los desconocidos, pero, si lo pensamos bien, la historia tenía mucha más chicha. Catherine Hardwicke, directora de esta película, ha decidido centrarse en su lado más oscuro en Caperucita Roja, ¿a quién tienes miedo? (Red Hiding Hood).

El lobo tiene aterrorizada a una pequeña aldea aislada en las profundidades del bosque. Por ello, sus habitantes han hecho un pacto con él y todos los meses le ofrecen de alimento un animal. Pero la bestia no iba a conformarse con tan poco, por lo que decide empezar a cobrarse vidas humanas. Además, la llegada a la aldea del Padre Salomon, un famoso cazador de hombres lobo, no hará sino desconcertar aún más a sus habitantes al advertirles de que el monstruo adquiere durante el día forma humana, y que podría ser cualquiera de ellos. Mientras crece la tensión entre los vecinos de la aldea, Valerie lucha por su amor por Peter, un leñador de origen humilde, y planea fugarse con él. No obstante, la familia de la chica tiene otros planes para su hija, pues pretenden casarla con Henry, el hijo de una de las familias más ricas del pueblo. Pero, ¿y si alguno de los dos fuese realmente el hombre lobo?

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Se nota que la directora de la cinta es la misma que llevó al cine la primera entrega de la famosísima saga literaria de Crepúsculo de Stephanie Meyers, pues el planteamiento es muy similar: adolescentes guapas enamoradas de criaturas sobrenaturales en un ambiente que nos quieren vender como gótico, pero que como mucho es emo.

No obstante, esta película es bastante mejor que la de los edulcorados vampiritos por varios motivos: 1) Por su argumento y por sus interesantes giros narrativos, que hacen que la historia pueda ser tachada de todo menos de previsible; 2) por su excelente fotografía y por aquellos detalles que van desde el maquillaje hasta el vestuario, pasando por la caracterización de los personajes; y 3) por sus grandes interpretaciones, en la que destaca una maravillosa Amanda Seyfried, quizás una de las actrices más prometedoras del momento, que ya demostró su buen hacer en películas como Mamma Mía o en la estupenda aunque minusvaloradísima Jennifer’s body, donde logró incluso eclipsar a la mismísima Megan Fox.

No estamos ni de lejos ante una gran película, pero sí ante un producto digno y entretenidísimo que hará las delicias de los seguidores de las historias de fantasía y del terror light para adolescentes, que es ya casi un género en sí mismo.

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