Arte americano en la colección Thyssen  

Jasper Francis Cropsey, Greenwood lake, 1870.
Jasper Francis Cropsey, Greenwood lake, 1870.

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza exhibe un extraordinario recorrido por la historia moderna y contemporánea de Norteamérica a través de 140 obras

El pasado 26 de abril se cumplieron dos décadas desde la muerte del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza (1921-2002). Con una larga tradición familiar de coleccionismo de arte a sus espaldas, el aristócrata suizo supo afianzar y engrandecer desde los 26 años de edad una herencia artística que lo convertiría en uno de los más importantes coleccionistas privados de arte de todos los tiempos.

La segunda mitad del siglo XX, período en el que llevó a cabo su actividad como coleccionista, fue una época muy favorable para ello, ya que durante aquellos años el coleccionismo privado logró desarrollarse de forma considerable, en gran medida debido al establecimiento de las democracias occidentales, al auge social de las clases medias y altas, y al cada vez más notorio crecimiento del mercado del arte a nivel internacional.

El barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza, junto a su quinta y última mujer, Carmen Cervera, la actual baronesa.
El barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza, junto a su quinta y última esposa, Carmen Cervera, la actual baronesa.

El Museo Thyssen-Bornemisza, situado en el Paseo del Prado número 8 de Madrid, es el resultado de la labor que el barón llevó a cabo durante más de cincuenta años, y que luego continuaría su quinta y última esposa, Carmen Cervera, la actual baronesa. Allí, los visitantes pueden encontrar cerca de mil obras que comprenden una larga lista de movimientos artísticos, desde el Renacimiento, el Manierismo, el Barroco, el Rococó, el Romanticismo, hasta el arte de los siglos XIX y XX.

Ahora, entre los actos de celebración del centenario del nacimiento del barón, el museo presenta Arte Americano en la colección Thyssen, una exposición que reúne un gran número de obras pertenecientes a artistas que llevaron a cabo en Estados Unidos su producción pictórica. Así, los visitantes podrán emprender un viaje en el que contemplarán la esencia del arte y la cultura americanas en todo su esplendor.

The travellers meeting with Minatarre indians near Fort Clark, Karl Bodmer, 1832-34.
Karl Bodmer, Los viajeros reunidos con indios Minatarre cerca de Fort Clark, 1832-34.

El sueño americano

Desde el siglo XIX, Estados Unidos se convirtió en uno de los principales focos de migración a nivel mundial. Millones de personas se sintieron atraídas por las grandes metrópolis norteamericanas, ya que veían en ellas un horizonte repleto de nuevas oportunidades y prosperidad económica; luces y esperanzas que confluirían, no obstante, con grandes desigualdades, soledad y alienación. A los inmigrantes europeos que entraban en el país a través de ciudades como Nueva York, se sumaba la población afroamericana que huía de los estados del sur, dando como resultado una amplia diversidad social.

John William Hill, Vista de Nueva York desde Brooklyn Heights, hacia 1836.
John William Hill, Vista de Nueva York desde Brooklyn Heights, hacia 1836.

Al mismo tiempo, el crecimiento urbano y el auge de la industrialización iban acabando progresivamente con los parajes naturales vírgenes y con los territorios que, hasta la fecha, habitaban las poblaciones indígenas. Los colonos expropiaron estas tierras y las explotaron haciendo uso de mano de obra esclava, estableciendo así el llamado orden colonial, que llegaría a su fin en 1865, año en que la esclavitud fue abolida definitivamente en los Estados Unidos.

En este contexto histórico, fueron muchos los pintores que inmortalizaron en sus obras los sublimes paisajes naturales de todo el continente americano, así como la vida de los indígenas. Consideraban a esas tierras lugares mágicos y misteriosos, de modo que, en compañía de los exploradores que se adentraban en ellas para explotarlas económicamente, artistas como Karl Bodmer, Thomas Cole, Albert Bierstadt, Jasper Francis Cropsey y George Inness, entre otros, retrataron lo que allí veían con infinita pulcritud para que cualquier espectador que contemplara sus cuadros pudiera apreciar con claridad la esencia de aquellos lugares.

Los nuevos urbanitas

Dando el salto al siglo XX, los artistas encontraron entonces inspiración en la vida en la ciudad. Las infraestructuras modernas, los nuevos materiales de construcción como el acero, el cemento, o el cristal, unido a un crecimiento urbanístico con un ritmo cada vez más acelerado, despertaban en ellos nuevas sensaciones. Los avances tecnológicos, la sociedad de consumo, y nuevos fenómenos de masas como el jazz o el cada vez mayor protagonismo de la mujer en la esfera pública, darían lugar a diferentes movimientos y géneros artísticos como el Realismo, el Modernismo, el Precisionismo, el Expresionismo abstracto, el Fotorrealismo o el Pop Art.

Richard Estes, Cabinas telefónicas, 1967.
Richard Estes, Cabinas telefónicas, 1967.

Realismo

Este movimiento, desarrollado en la primera veintena del siglo XX, nació como respuesta a los cambios sociales y urbanísticos que acontecieron en las grandes metrópolis como Nueva York, influyendo sobre la literatura, la música y la pintura. En este último ámbito artístico, el Realismo se vio fuertemente impulsado por la Escuela Ashcan.

Los pintores realistas buscaron plasmar la vida en la gran ciudad, pintando escenas comunes de un día y lugar cualesquiera dentro del paisaje urbano. No obstante, estas escenas solían estar en su mayoría teñidas por un halo de nostalgia, melancolía y soledad, manifestando así una crítica hacia la nueva sociedad industrializada en la que cada ser humano se veía reducido a un insignificante sujeto más entre la multitud.

En lo relativo a la técnica de los pintores realistas, esta se caracterizaba por una pincelada limpia, que reproducía con esmero la profundidad y el volumen de las figuras. Asimismo, los colores también pretendían emular al máximo posible la realidad de los objetos de la vida moderna, desde el metal hasta el asfalto. Entre los principales exponentes de este movimiento se encuentran Edward Hopper, William Glackens y George Wesley Bellows, entre otros.

Edward Hopper, Habitación de hotel, 1931.
Edward Hopper, Habitación de hotel, 1931.

Modernismo

El modernismo, en términos generales, supuso un cambio de pensamiento filosófico que surgió a raíz de los cambios culturales y sociales que trajo consigo la era moderna. En términos artísticos, se caracterizó por representar, al igual que hicieron los pintores realistas, la vida estadounidense en el siglo XX (aunque con composiciones muy diferentes). La industrialización y el ritmo de vida acelerado dieron lugar a una fuerte tendencia hacia la innovación, la abstracción, la estética futurista, y el rechazo a las convenciones artísticas anteriores.

Esto se impregnó, además de en la pintura, en la literatura, en la música, en el cine, y en la arquitectura, buscando representar el nuevo mundo moderno. Concretamente, los pintores se sintieron atraídos por el estilo exótico de las artes caribeñas, asiáticas y africanas en la plasmación de formas conceptualizadas, casi monocromáticas, y, en ocasiones, abstractas.

Charles Burchfield, Marsden Hartley, Stuart Davis, Arthur Dove y Georgia O’Keeffe, entre otros, fueron los mayores representantes de este movimiento, que duró aproximadamente hasta 1935.

Georgia O'Keeffe, Desde las llanuras II, 1954.
Georgia O’Keeffe, Desde las llanuras II, 1954.

Expresionismo abstracto

Nacido en los años 40, fue el primer movimiento artístico en ser legítimamente estadounidense. Constituyó uno de los últimos ismos vanguardistas, y tomó el liderazgo en materia de artes plásticas tras la Segunda Guerra Mundial.

Todos los artistas que tomaron parte en él hicieron uso de grandes formatos, y plasmaron imágenes de carácter surrealista, dejándose llevar por el “automatismo” en la creación de sus obras. Willem de Kooning, Mark Rothko y Jackson Pollock, entre otros, son algunos de los artistas que encabezaron este movimiento.

Jackson Pollock, Marrón y plata I, 1951.
Jackson Pollock, Marrón y plata I, 1951.

Pop Art

El Pop Art surgió a finales de los años cincuenta en Inglaterra, antes de expandirse al otro lado del Atlántico. Su apogeo duró aproximadamente hasta los años ochenta, y se caracterizó por manifestar una crítica hacia el estilo de vida que reinaba en la llamada sociedad de consumo: la apoteosis de la publicidad había traído consigo un consumismo desmesurado que, en opinión de muchos, alienaba a las personas y les introducía en la mente deseos cada vez más numerosos de objetos banales que, en ocasiones, ni siquiera se podían permitir.

Los artistas del momento representaban cualquier objeto que simbolizase tal consumismo, desde latas y botellas, hasta automóviles y prendas de ropa, plasmándolos en muchas ocasiones de forma repetitiva y casi saturante. Usaban colores encendidos, refulgentes, que llamaban efusivamente la atención, y un lenguaje figurativo cuya composición pictórica se asemejaba en gran medida a las ilustraciones de los cómics. Andy Warhol, Roy Lichtenstein o Robert Rauschenberg, entre otros, fueron los padres por excelencia de este movimiento.

Roy Lichtenstein, Mujer en el baño, 1963.
Roy Lichtenstein, Mujer en el baño, 1963.

Un centenario muy especial

La exposición Arte americano en la colección Thyssen es el resultado de un proyecto financiado por Terra Foundation for American Art, que reúne una selección de 140 obras pertenecientes a la colección permanente del museo y préstamos de la familia Thyssen. Se encuentra instalada en las salas 46 a 55 de la primera planta, y está dividida en cuatro grandes secciones temáticas, que a su vez comprenden diferentes categorías como la historia, la política, la ciencia, el medioambiente, la cultura material o la vida urbana. En palabras de Alba Campo Rosillo, co-comisaria de la muestra, junto a Paloma Alarcó, jefa del Área de Pintura Moderna en el Museo: “Arte Americano en la colección Thyssen representa una mirada temática y transversal que nos sumerge en las profundidades del arte y la cultura americanas”.

La exposición se puede visitar los lunes de 12:00 a 16:00, y de martes a domingo entre las 10:00 y las 19:00 hasta el próximo 16 de octubre. En la página web del museo se pueden consultar los precios y descuentos, así como comprar las entradas online.

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