AL HABLA CON ZAFI DE IN-VERSOS

En los límites de la periferia madrileña, apartado del estridente sonido de un claxon que perfora los tímpanos; de las avenidas abarrotadas de peatones aglutinados como insectos en un hormiguero; y de los desmedidos reclamos publicitarios que pueblan las vías del centro de la ciudad, se ubica, arropado por las sombras de tejados desnudos, el barrio de Vallecas. Entre sus calles. En el interior de uno de sus muchos bloques de pisos; añejo, uniforme y de descolorida fachada, coronada por el cúmulo de antenas de televisión y vestida por esa colada que escudriña los últimos rayos de sol al atardecer. Allí, un chico de 20 años gira una y otra y otra vez sobre la silla de su escritorio.

En las paredes de su estrecha habitación un corcho dilata sonrisas, logros y recuerdos anclados con chinchetas. Relegado a unas estanterías blanquiazules en honor a su equipo de fútbol, el temario, de páginas apenas desgastadas, de unas oposiciones a Policía Nacional observa con resignación el portátil que se yergue orgulloso sobre el escritorio, siempre con el reproductor de música abierto. Y en el centro de la habitación se sienta Míguel; con unas gafas que dan un descanso a sus usuales lentillas.

Sonríe nervioso cuando le interrogas acerca de su vida o su rutina y las palabras escapan torpes e inseguras de su pensamiento. Pero cuando le preguntas acerca de su música, su expresión se transforma tornándose seria. El léxico, que antes parecía rehuirle, ahora acude a él con fluidez, de la misma manera que busca un hueco entre las letras de sus temas, y los gestos, oportunos y decididos, de las manos refuerzan su pasión por el rap.

Lo bautizaron como Miguel Berzal Mejías pero, a excepción de su familia, pocos lo conocen por este nombre. Sí es mucho más conocido como Zafi, apodo bajo el cual lleva escribiendo rap desde los quince años. Sus letras hablan de sentimientos, de superación, de problemas sociales, en definitiva: de historias cantadas con la ayuda de una base. A día de hoy ya tiene su maqueta en solitario además de otras tres dentro de su grupo In-versos; como suele ser lo usual en esta materia todo ello lo ha conseguido con esfuerzo, ganas y unos comienzos difíciles.

– Bueno Míguel, empecemos por el principio, ¿cuál fue el momento en el que coges una libreta y un bolígrafo y te pones a escribir rap?

– Pues cuando estaba en tercero de la ESO un colega me puso la canción ‘Siento’ de Zenit y me gustó muchísimo. A partir de ahí fue cuando empecé a interesarme por el rap, mi colega escribía y yo me puse también a escribir. Dos años más tarde conocí a Jake; él tenía un estudio, empezamos a grabar juntos y así nació In-versos.  Antes de grabar la primera maqueta ya nos vieron en MySpace y nos llamaron para participar en el Festival Vallekas Palestina. Era nuestro primer concierto y fueron treinta minutos desastre, se nos olvidaron las letras, el sonido no iba bien… nos pasó de todo, pero al menos nos escucharon la familia y los amigos e hicimos contactos con otros grupos de más nombre. Eso fue a finales de 2007 y en marzo de 2008 sacamos la primera maqueta, Terapia de choque, y la presentamos en concierto.

– Y vinieron las peleas de gallos…

– Ufff… -sonríe- en la primera no pasé de la primera ronda. Fue en la sala Anubis de Alcobendas y me ganó Soker. Después fui mejorando, es cuestión de mucha práctica y de intentar no caer siempre en las mismas rimas, aprendes con el tiempo y con la gente pero hay que tener paciencia. En 2008 improvisamos Jake y yo una batalla doble en la sala Chill Beat de Plaza Castilla y llegamos a semifinales y allí vencí a Soker, bueno le machaqué, jeje, todavía guardo el “trofeo” – orgulloso me muestra un trozo de papel en el que aparece su nombre junto al de Soker anulado por una línea de tinta negra.

– Vaya está claro que ha habido una evolución pero supongo que no se trata sólo de práctica sino también de mucho trabajo porque al principio tuvisteis dificultades incluso para subir los temas de In-versos a Internet y daros a conocer…

– Exacto. Nos lo hemos tenido que currar; por una parte poniendo dinero de nuestro bolsillo para comprar monitores, el pie de micro, la tarjeta de sonido, etc. porque el estudio es el cuarto de Jake que ni siquiera está insonorizado y cuando empezamos a grabar sin todos esos instrumentos el sonido era penoso y algunos sitios en Internet pedían una calidad mínima para subir los temas. La primera maqueta la grabamos con ACI y luego fuimos aprendiendo a manejar QBase para Ahora o nunca, la segunda; tardamos bastante en aprender pero la gente del barrio que sabía del tema nos ayudó. A día de hoy somos nosotros los que ayudamos a grabar a otros grupos ahora que el estudio ha mejorado y hemos podido hacer varias colaboraciones con gente muy buena dentro de nuestra segunda maqueta así que no nos podemos quejar.

– En el plazo de unos tres años In-versos ha pasado a ser un grupo desconocido a un proyecto consolidado, incluso os han parado por la calle para felicitaros, ¿dirías que estáis empezando a experimentar los primeros efectos de la fama?

– Nosotros nos hemos dado a conocer a través de Internet y de los conciertos.  No creo que a eso se le pueda llamar fama y tampoco personalmente la busco, lo que sí me llena es el reconocimiento; que alguien me pare y me diga “este tema está genial” o “este tema me ha ayudado” para mí es un gran paso porque me he tirado horas para escribirlo y grabarlo y se agradece bastante. Tengo claro que es muy difícil ganar dinero con el rap. Yo lo hago porque para mí es una forma de vida, me gusta y me ayuda; dar vueltas a un problema y coger una base y ponerte a escribir… es una forma de evadirte y si además lo que tú haces le sirve aunque sea a una sola persona… ya te sientes más que satisfecho.

– Cierras el año 2010 además de con una tercera maqueta de In-versos que estáis promocionando, Remixes y recuerdos con tu primer trabajo en solitario Sin censura.

– Sí. En febrero Jake y yo decidimos probar también por separado y cada uno sacó su maqueta. Fue una experiencia diferente que me aportó muchas cosas buenas; haciendo rap con gente te lo pasas genial y no dejaré de hacerlo porque ahí arriba te quedas solo y necesitas aire, que te ayuden con las rimas; pero cuando lo haces solo dices lo que sientes y es un medio perfecto para desahogarte. Dentro de Sin censura está el tema al que le tengo más cariño que se llama ‘Ninguna como tú’ y va dedicado a la persona más importante de mi vida que es mi madre; sé que lloró cuando lo escuchó y yo me emocioné haciéndolo y aún me emociono cada vez que lo escucho. Para mí cada tema es una experiencia y mi cuaderno es como un diario hecho verso, todo lo que he vivido y todo lo que he sentido está ahí. El rap es lo que me ha ayudado a seguir adelante en muchos momentos y por eso haré rap hasta que me quede mudo.

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