A las moscas les gusta el heavy metal

Ilustración Discoplay
Ilustración Discoplay / Luis Pérez Calvo

Madrid Metal muestra la historia del panorama heavy de los años ochenta con ilustraciones y testimonios

“Nosotros comemos cadenas y cagamos metal”, es una de las frases míticas de la escena musical del heavy metal, cortesía del guitarrista Timo Tolkki, líder de Stratovarius. El espacio cultural CentroCentro muestra la historia de este género en los ochenta con la exposición Madrid Metal, que se podrá ver hasta el próximo 3 de abril de 2022. Un evento que enlaza los entresijos de este fenómeno artístico con la estética y la cultura generacional en un Madrid donde se comenzaba a romper las cadenas del orden establecido.

El heavy metal apareció a finales de los años sesenta en Reino Unido y Estados Unidos hasta asentarse en los alocados setenta. Sin embargo, el fenómeno no se popularizó en las calles madrileñas hasta una década más tarde. La penúltima década del siglo XX supuso un proceso de cambio para la sociedad española. La nuevos jóvenes tenían vía libre para ser quienes de verdad querían ser. La primera oleada generacional que tenía voz y voto para decidir qué hacer con su futuro. Esa válvula de escape que sus progenitores no tuvieron la opción de poseer al estar sometidos a unos ideales tradicionales. El cambio de paradigma se percibía en el ambiente, nuevos géneros musicales inundaban las radios y las salas de baile; la estética comenzaba a ser más llamativa y crucial como un símbolo de identidad para los más jóvenes.

Ilustración Núria Just
Ilustración programas musicales en TV / Núria Just

El músico y dibujante de cómics, Miguel B. Núñez y la coordinadora de actividades culturales, Tevi de la Torre, han creado este recorrido al pasado. La exposición se compone de las obras de 16 ilustradores, entre ellos Núria Just, Roberta Vázquez o Luis Pérez Calvo. Unas ilustraciones potentes que utilizan colores chillones y eléctricos para generar un gran impacto visual, una metáfora de la fuerza que tenía el heavy metal en aquel Madrid de los ochenta, ya inexistente. Pinceladas con un toque cool de una época salvaje y sin límites.

Los elementos visuales van acompañados de un sinfín de testimonios, anécdotas y curiosidades de aquellos amantes del heavy metal que vivieron la época dorada del género. Las declaraciones aportan el toque personal y sensible a un movimiento cultural que resultó agresivo para gran parte de la sociedad española, aún arraigada a las creencias religiosas.

Una marcada estética

Melenas kilométricas, chupas de cuero con miles de tachuelas, pantalones extra ajustados y trescientos kilos de laca componían el look característico del heavy de antaño. “Yo me echaba agua con azúcar que duraba mucho más que la laca y las moscas se me posaban”, relata Alfonsa García, fanática del heavy metal. La capital, embriagada ante esta nueva oleada de gente joven, supuso la reivindicación de una nueva forma de vivir, de vestir y, sobre todo, de pensar.

Una estética copiada de los vídeos musicales, las carátulas de los discos y las revistas. La vestimenta heavy conllevaba calidad, precios altos y dificultad para encontrar determinadas prendas, por lo que muchos de los ropajes se compraban en El Rastro o en tiendas especializadas. Una estética calificada por otros sectores como agresiva, pero sin caer en los clichés de una conducta delictiva. Las personas mayores no dudaban en cruzar de acera aterrados por los estrambóticos estampados.

Ilustración Roberta Vázquez
Ilustración El Rastro / Roberta Vázquez

La ex vocalista de la banda Lizzies, Elena Pérez Martínez, afirma que “el primer directo de Judas Priest, en aquel Madrid de 1984, fue la forma de consolidar el heavy metal en España”. Grupos reconocidos a nivel mundial, como Iron Maiden o Motörhead, visitaban la capital propiciando un novedoso cambio en el paradigma musical, creando un inaudito vínculo entre los artistas y el público.

El verdadero protagonista del escenario musical era la rebeldía de los espectadores a la hora de vivir la música, en un Madrid donde los barrios más humildes fueron el lugar predilecto para la difusión de este estilo musical. Canillejas, San Blas, Usera, Carabanchel o Vicálvaro fueron los distritos donde se originó esta nueva vertiente cultural. Entre las salas predilectas de los apasionados del heavy encontramos Oasis o la Sala Argentina. Según el reconocido concursante de programas televisivos como Saber y Ganar y Boom, Óscar Díaz García, la sala Canciller era el templo del heavy metal en Madrid

Un icono del movimiento heavy

Uno de los personajes más emblemáticos de aquella época fue la “Abuela Rockera”, Ángeles Rodríguez Hidalgo, amante de los sonidos estridentes cuando acompañó a su nieto a un concierto en los años 70. Un emblema que cuenta con su propia estatua en Vallecas desde 1994, obra diseñada por Carmen Jorba y financiada con los fondos recaudados a través de un concierto. Su fama aumentó durante los ochenta al asistir a todo evento rockero y metalero que se celebrara en la capital, llegando a participar en programas radiofónicos y televisivos, contando con una sección denominada “Abuela Consulta” en la revista Heavy Rock.

En una década donde la movida madrileña se encontraba en todo su esplendor, junto con el auge de la cadena musical MTV popularizando artistas como Michael Jackson y Madonna, el heavy metal creó una corriente musical y cultural en Madrid con un gran número de adeptos. Un sonido propio, una descarada vestimenta y una forma de vivir alejada de los moldes tradicionales e incluso populares de la época. La exposición Madrid Metal fomenta una autorreflexión sobre la sociedad actual, gobernada por la tecnología que nos rodea. Una época donde tener el último casete de tu grupo favorito era tan envidiable, o más, que poseer una cuenta premium en Spotify.

Mario García

Periodista cultural amante de la parafernalia. El Ziggy Stardust del periodismo.

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