‘Spotlight’, un homenaje a la vocación periodística

Spotlight
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Michael Keaton, Liev Schreiber, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, John Slattery y Brian d'Arcy James forman el equipo de reporteros de 'Spotlight'
Michael Keaton, Liev Schreiber, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, John Slattery y Brian d’Arcy James protagonizan ‘Spotlight’

Empezó como una débil sospecha sobre un cura, John J. Geoghan, y acabó siendo un escándalo a nivel mundial. En enero de 2002, cuatro reporteros de Spotlight, un equipo de investigación de The Boston Globe, destaparon uno de los grandes crímenes oculto tras los muros de la Iglesia Católica: casi un centenar de casos de pederastia cometidos impunemente durante décadas, por unos sacerdotes de Massachusetts. En pocos meses, se llegó a la implicación de hasta 249 eclesiásticos en la archidiócesis de Boston. Ahora, 14 años después, conocemos miles y miles de sucesos referidos a curas pedófilos por todo el mundo. Spotlight, la producción sobre este trabajo de investigación periodístico premiado con el Premio Pulitzer en 2003, llega el 29 de enero a la cartelera española de la mano de Thomas McCarthy (Nueva Jersey, 1966). Su trama, basada en hechos reales y un excepcional reparto, capitaneado por Mark Ruffalo y Michael Keaton, le han valido seis nominaciones a los Premios Oscar, entre ellas, mejor película, mejor director y mejor guión original.

Ciudadano Kane, Todos los hombres del presidente, Buenas noches y buena suerteSpotlight se suma así a una larga lista de cintas que plasman el quehacer del periodista, ese ser adicto al trabajo con aires de investigador. Sin embargo, McCarthy (Vías cruzadas, The Visitor, Ganamos todos) ha puesto todo su empeño en que la suya no sea una película más sobre periodismo. Y lo ha conseguido gracias a un guión excelente que firma junto a Josh Singer. “Criar a un niño requiere un esfuerzo colectivo, abusar de él también”, sentencia uno de los personajes. Eso es precisamente lo que destapa con inteligencia Spotlight, esa culpa colectiva de la sociedad que mira hacia otro lado. A medida que la investigación avanza, McCarthy va mostrando de modo pausado, pero esclarecedor, una red corrupta en la que Iglesia, abogados mediadores y demás «aliados» conseguían acallar a las víctimas, o en el mejor de los casos, las ignoraban. Y no es un despropósito, teniendo en cuenta que muchos de los niños que sufrieron abusos procedían de familias desestructuradas, además de que la Iglesia contaba con una inmensurable influencia social.

Rachel McAdams y Mark Ruffalo optan a los Oscar a mejor actriz y actor de reparto
Rachel McAdams y Mark Ruffalo optan a los Oscar a mejor actriz y actor de reparto

Junto con esta red de corrupción encubierta, Spotlight describe hábilmente el ambiente de los primeros años del 2000 y el mundillo informativo. Los hechos se sitúan en un contexto de recortes en la profesión, enfoques periodísticos predeterminados, fechas de publicación, ceguera ante las clases sociales más desfavorecidas, pistas perdidas a las que no se les dio importancia en su día o el azote del terrorismo que paralizó un país entero tras el 11-S, entre otros. Asimismo, McCarthy nos permite entrar en la vida profesional y personal de los cuatro reporteros de Spotlight, personas humanamente imperfectas que no predican teorías irrefutables sobre la realidad. No son, por tanto, ni superhéroes ni gente de un talento sobrehumano. Los distingue su perseverancia y su honestidad, la capacidad de reconocer públicamente sus propios errores. Su único poder consiste en volcarse durante meses en lo que mejor se les da: el periodismo.

A pesar del tema que trata, Spotlight elude el morbo y el sensacionalismo con maestría. Prefiere contar la historia con contención, aunque sin una pizca de censura. Este thriller periodístico busca concienciar al espectador, hacerlo partícipe de todo lo que pasa y reivindicar la importancia del trabajo bien hecho. Ahí reside parte del valor de la película: el empleo del lenguaje periodístico para situarse a una distancia emocional que permita hablar de las cosas por su nombre. Así, además de los casos individuales de pederastia, también se muestran informes psiquiátricos que revelan un perfil de depredador sexual y se critica abiertamente el poder desmesurado e ilimitado de una institución inmune a la justicia. McCarthy construye una especie de documental ficticio que combina a la perfección lo emocional de un relato como éste con los datos objetivos del suceso en cuestión que se conocen en la actualidad. Todo ello refleja la gravedad de los hechos narrados. Al fin y al cabo, lo que se cuenta es real.

Keaton y Ruffalo son los periodistas Robby Robinson y Michael Rezendes
Keaton y Ruffalo son los periodistas Walter Robinson y Michael Rezendes

Esta es una historia sobre gente normal a la que su profesionalidad convierte en seres excepcionales. Algo similar pasa con los actores encargados de darles vida, estrellas capaces de hacernos olvidar su carisma y centrar el foco en sus personajes. Entre todos ellos, destacan Mark Ruffalo, Michael Keaton, y Stanley Tucci. Ruffalo, nominado al Oscar a mejor actor de reparto por interpretar al reportero Michael Rezendes, nos muestra aquí su papel más sólido hasta el momento. Es inevitable no sentir admiración por este periodista de raza, honesto y apasionado. Incluso clava el acento bostoniano. Keaton, por su parte, lidera con aplomo al grupo de reporteros dando vida a Walter Robinson, editor de Spotlight. Tucci, tan camaleónico como siempre, se convierte esta vez en Mitchell Garabedian, el excéntrico abogado de las víctimas de abuso sexual. El resto del equipo lo forman Rachel McAdams (nominada al Oscar a mejor actriz de reparto), John Slattery, Brian d’Arcy James y Liev Schreiber.

De este modo, Spotlight, de apariencia clásica y gris, no necesita florituras para impresionar al espectador. Recursos como la belleza visual o la banda sonora quedan relegados a un segundo plano en favor de un brillante guión. Esta no es una película sobre la verdad absoluta, sino sobre el arduo camino para llegar a una verdad real. Spotlight rinde así tributo al periodismo vocacional a través de Ben Bradlee Jr., Michael Rezendes, Sacha Pfeiffer y Walter Robinson, cuatro «simples» periodistas que amaban su profesión y creían que su trabajo servía para algo. Miraron donde nadie se atrevía a mirar y contaron lo que nadie quería, pero necesitaba escuchar. Ellos demostraron que las grandes historias necesitan tiempo, pasión y gente que las apoye. No viene mal recordar la importancia del correcto ejercicio de ese «cuarto poder» que Edmund Burke atribuyó a la prensa. Esa función tan intrínseca, a la par que olvidada, del periodismo de influir en la sociedad y cambiar las cosas, de enfrentarse a los «intocables».

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Janire Zurbano Arrese

De pequeña me enamoré de Italia mientras memorizaba los diálogos de las películas de Federico Fellini o Francis Ford Coppola. Más tarde soñaba con viajar a Los Ángeles para conocer en persona a Jack Nicholson y Stanley Kubrick. Ahora, con el título de Periodismo colgado en la pared y el pasaporte lleno de sellos sobre la mesilla, sigo fantaseando con entrevistar a Martin Scorsese en un café de Brooklyn. El periodismo es mi pasión. El cine, el amor de mi vida. Y viajar, el motor sin el que todo este engranaje no funcionaría.

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