Llega la Navidad. Se acaba el año y toca hacer recuento y valoración de los momentos vividos durante los últimos doce meses. Y además toca… redecorar. En España, más amiga de los Reyes que de Papá Noel, del turrón más que de los bastones de caramelo y de los centollos más que del pavo, la tradición no manda llenar la casa de luces extravagantes ni instalar trineos tirados por renos en el tejado, sino colocar en casa un buen belén. Y si esto no es posible, siempre se puede hacer una excursión por Madrid para conocer distintas representaciones del nacimiento de Jesús.
Los belenes son uno de los grandes atractivos turísticos que, durante unas semanas, tiene la ciudad, gracias a la aportación de iglesias, organismos públicos y otras instituciones.
En la sede del Ayuntamiento, en la plaza de Cibeles está expuesto, hasta el 2 de febrero, el belén de Francisco de Salzillo. Esta muestra consta de un total de casi 300 piezas y que llega expresamente desde su ubicación permanente en el museo Salzillo de Murcia.
La Asociación de Belenistas de Madrid tampoco ha dejado escapar estas fechas para ponerse a trabajar y ha montado no uno, sino dos belenes. Por una parte, el clásico Belén del Ayuntamiento de Madrid, con piezas de José Luis Mayo, que este año estará expuesto en el Teatro Fernán Gómez. Por otra, el Belén de la Plaza Mayor, situado en la Casa de la Carnicería, que cuenta con figuras procedentes de la Escuela de Olot.
¿Y por qué no hacer una ruta de belenes? El programa de Visitas oficiales del Ayuntamiento propone un recorrido guiado por algunos de los belenes más emblemáticos de la ciudad que incluye el Belén de las Carboneras y el de la iglesia de San Ginés, entre otros. Una oportunidad para visitar y conocer Madrid haciendo paradas en algunas de estas obras maestras que, de forma efímera, se exponen en la capital.
