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Ignacio Llamas: “La obra depende de las relaciones que se establezcan con ella”

Exposición de Ignacio Llamas

“Mi trabajo tiene que ver con una forma espiritual de entender el arte. Una forma de desvelar misterios, de asomarse por un instante a un abismo enorme y, a partir de ahí, empezar a ver la luz”. Así se expresa el artista toledano Ignacio Llamas (Toledo, 1970), uno de los más importantes actualmente en el panorama español, sobre su forma de crear.

Llamas, licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, define su obra como “un proceso laborioso, basado en trabajar meticulosamente los materiales y los procesos”. Y es por eso que, hace un par de años, recibió el premio al mejor artista español vivo por la Asociación Española de Críticos de Arte, suponiendo un empuje importante en su carrera para emprender nuevos proyectos. Su obra en la feria ARCO de 2016 no merecía nada menos.

Su obra es de cariz intimista, de búsqueda de soledad, de silencio e incluso de cierto aire misterioso. Por otra parte, es un artista multidisciplinar. Sus creaciones bien pueden ser de fotografías, esculturas, o incluso piezas arquitectónicas y, por norma general, incluyen elementos como sillas, escombros de obras o maderas, que son su soporte para reflejar el lado más oculto del ser humano, pese a que este, sea una figura inexistente en sus creaciones.

Los espectadores son quienes han de sentir su presencia entre tan densa – e inquietante – oscuridad. Los materiales se transforman en ideas que desarrollan relaciones formales, ahondando en cómo se producen las ideas en las mentes de los espectadores. Para ello, busca crear atmósferas en las que puedan experimentar una introspección sensorial acorde con el alrededor. La música forma parte de su trabajo como materia esencial. La música está perfectamente dispuesta para actuar como filtro de los ruidos exteriores y funciona como cimientos sobre las que se levantan sus atmósferas.

“A veces, también tengo una forma más poética de trabajar, ahondando en el mundo de las emociones, evocando sentimientos”, explica. Y no es de extrañar. Los recintos blancos en los que sitúa sus exposiciones acaban transformándose en un elemento más de la muestra, integrándose al mismo nivel que las partes más pequeñas. Su obra coloniza las cuatro paredes en las que está, como si deseara salir de ese espacio tan vacío, tan puro y, sobre todo, tan diáfano.

Exposición de Ignacio Llamas

Sus creaciones, en los inicios, fueron una invitación implícita -o explícita- a sentarse y reflexionar, a silenciar el mundo que pesa sobre nuestras espaldas y a dejarse inundar por la peculiaridad de sus luces. Durante esos instantes, minutos, o incluso horas, el espectador debía trabajar el conocimiento personal. Y qué importante era el silencio en esa época. Su foco, al principio, estaba en la parte menos luminosa del ser humano, en lo que “más se ve”. Ahora, sin embargo, se ha reinventado.

Actualmente su obra ha tomado un camino mucho más ‘paisajístico’ o ‘terrenal’, poniendo la atención en los aspectos más oscuros y en las dificultades. La música se convierte en un elemento indispensable para entender el entramado total de su nueva etapa. Por otra parte, la luz también adquiere cierta importancia, dado que se convierte en el elemento transformador de las realidades -curiosas, cuanto menos- expuestas.

Los materiales que conforman estas nuevas obras demuestran su ingenio creador; puertas entreabiertas, maletas, cajas de madera blanca… Los sacos de material de obra parecen cunas a las que el espectador puede asomarse y ver la nada absoluta; un paisaje desierto, con una simple silla, o una simple casa en tamaño microscópico en la que no hay rastro de nada que tenga que ver con el ser humano. Y quizá es por eso por lo que el espectador lo busca.

Así es la concepción del arte de Llamas. “Cuando alguien ve mi obra y no la entiende, me pregunta que dónde se encuentra el arte en ese saco. Yo contesto que el arte, para mí, es una cebolla y que lo importante está en el aroma que desprenden todas sus capas hasta que llegas al corazón. Mi obra es como ese aroma, pende de los efectos que cause en la mente de quien está viéndola. Depende de las relaciones que se establezcan entre la obra y el espectador, y no de la obra en sí”, confiesa.

Pero las palabras no nos bastan para explicar – y comprender – la obra de Llamas. Al igual que su obra, las ideas del artista toledano sobre la concepción del propio arte son complejas, pero qué repleto está el mundo de cosas simples y qué necesario sigue siendo intentar alcanzar aquello que resulta incomprensible.

http://www.ignaciollamas.es/Espanol/videos.html

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