Hasta el 15 de enero, el Museo ICO de Madrid se ha convertido en una casa de muñecas donde el edificio puede albergar cualquier elemento imaginable. La exposición Amaneceres Domésticos recoge 28 proyectos de vivienda comunitaria a nivel europeo que han sido seleccionados como los más representativos del siglo XXI.
Los comisarios Carmen Espegel, Andrés Cánovas y José María de la Puerta organizan Amaneceres Domésticos alrededor de siete pabellones que emulan, cada uno un salón de casa en el interior de una caja de transportes industriales. Así se genera una sensación de intimidad y hogar a la hora de experimentar las distintas concepciones de vivienda colectiva.
Los alumnos del Máster de Periodismo Cultural han tenido la posibilidad de adentrarse en esta pequeña casa, guiados por la profesora del Taller de Arquitectura y arquitecta Marina Fernández Maestre quien, además, es antigua alumna de la titulación.
Un aspecto relevante de Amaneceres Domésticos es que, pese a girar en torno a la arquitectura y conceptos técnicos, la experiencia humana tiene una gran importancia dentro del relato. Cada uno de los siete pabellones cuenta con un video documental de menos de diez minutos que ahonda en la vida de los inquilinos de uno de estos modelos, sus impresiones, quejas o imprevistos que no se concibieron a nivel arquitectónico. Tatiana Poggi, una de las responsables de las piezas audiovisuales comenta que el proceso de rodaje y postproducción duró siete meses. Además, añade que el encargo nacía del deseo por parte de los comisarios de ir más allá de los planos y las imágenes y poder trasladar la realidad de la vida en estos nuevos modelos de edificio.
Comunidad, ecologismo, localidad y flexibilidad son algunos de los valores que emanan de los 28 proyectos que conforman Amaneceres Domésticos. Desde la convivencia de edificios emblemáticos con nuevos diseños que recoge la sección Identidades icónicas, hasta la integración del entorno urbano como parte del edificio, la convivencia de las viviendas con locales comerciales o la propiedad conjunta del edificio al completo por la comunidad de vecinos plantean la posibilidad de innovar a la hora de habitar en pos de una experiencia más placentera.
Los sofás, mesitas y periódicos, los cuales recogen noticias reales sobre las viviendas expuestas, invitan a los visitantes del museo a sentirse como en casa y escuchar a sus posibles vecinos, a imaginarse viviendo en una antigua fábrica textil barcelonesa reacondicionada, o en un bloque que cuenta con su propia guardería o, incluso, en una casa en Formentera construida exclusivamente con materiales locales como plantas acuáticas que hacen las veces de aislante.
Amaneceres Domésticos tienta al público a colarse en hogares ajenos y mirar por la ventana a una experiencia donde habitar es mucho más, se convierte en vivir.