‘Constelaciones’ o las infinitas posibilidades del amor

Constelaciomes

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Existen quizá varios universos alternativos en los que Constelaciones, la obra de Nick Payne que se está representando todos los jueves en el Teatro Lara, ha resultado un desastre pretencioso, aburrido y torpemente interpretado. Afortunadamente, la Constelaciones que me toca reseñar, la que tiene lugar en este universo, es un ejercicio mucho más interesante y curioso.

En el amor las posibilidades son infinitas. «Imagina lanzar un dado 6.000 veces«, dice Marianne. Eso es Constelaciones.

Marianne y Roland se conocen en una barbacoa. Ella enseña física cuántica. Él es apicultor urbano. Y se enamoran. O no. A partir de ahí, y gracias a la teoría del multiverso cuántico asistiremos a un desfile de múltiples permutaciones y posibles finales: ¿Lograrán a ser felices y comer perdices? ¿Llegarán ni siquiera a darse el primer beso? Cada decisión que tomen los llevará a un futuro diferente. Todos igual de posibles.

Fernando Soto dirige este puzzle compuesto por 60 escenas divididas en 9 bloques y magníficamente interpretado por Fran Calvo e Inma Cuevas (nominada a los Premios Unión de Actores por este papel).

La escenografía es discreta, otorgando al texto y a los actores todo el protagonismo que se merecen. La representación puede resultar un poco monótona (hay escenas que se repiten tres o cuatro veces prácticamente del mismo modo) pero la idea es tan original y abierta a la interpretación del público que, sin duda, merece la pena darle una oportunidad a este texto.

Constelaciones es drama, comedia, amor y dolor. Es una historia tan tierna como amarga, tan cruel como esperanzadora. Tan agridulce como quiera la imaginación de cada espectador.

Alba Pérez

Periodista canaria. Aprendiz de sibarita. Apasionada del cine, el teatro y la cultura en general. Antes en Transversal Comunicación y Radio Canarias.

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