El pasado 8 de marzo llegó a los cines la esperadísima Capitana Marvel, toda una alabanza al feminismo, siendo la primera superheroína con película propia dentro de este universo y estrenada el Día Internacional de la Mujer. También hay quien auguraba que se trataría de la más poderosa, llegada en el momento justo para salvar la Tierra que Thanos dejó sin el 50% de su población mundial, como pudimos ver en The Avengers: Infinity war. Pero, ¿realmente ha sido tan espectacular como todo el mundo creía? ¿O es culpa de lo, nuevamente, esperadísima que era?
No cabe duda de que Brie Larson, la actriz que se adentra en la piel de la piloto Carol Danvers, lo hace de una manera sencillamente brillante. Su gran interpretación no deja indiferente a nadie. Ganadora ya de un Oscar por La habitación, sabe ponerse en situación y darle al espectador la medida exacta de lo que necesita para resultar convincente en cada momento. Tampoco pasa inadvertida la química entre ella y su acompañante Samuel L. Jackson, que vuelve a dar vida al ya icónico personaje Nick Fury, aunque, en esta ocasión, con los dos ojos; y es que, si otra cosa especialmente buena tiene esta película, es que está ambientada en la década de los 90. De esta manera, el detalle constante, como la presencia de los antepasados de nuestros ordenadores, la moda y, por supuesto, la música que envuelve ciertas escenas, nos lleva a ese clima noventero, nostálgico hasta cierto punto. Además, tenemos la oportunidad de encontrarnos con un jovencísimo Phill Coulson, interpretado de nuevo por Clarck Gregg que, esta vez, no es más que un novato recientemente incorporado a los Agentes de Shield.
Sin embargo, a pesar de los puntos fuertes con los que cuenta Capitana Marvel, la dirección llevada a cabo por Anna Boden y Ryan Fleck se queda corta por momentos. Inexpertos en este tipo de largometrajes, han hecho que una película que prometía romper con los estándares establecidos se quedase a medio camino, transitando en el espacio de lo seguro. Le falta la fuerza espectacular que envuelve el aura de Los Vengadores. A pesar de ello, las dosis de humor esparcidas de manera equilibrada por todo el film hacen de esta una película entretenida y digna de disfrutarse. Cabe decir que, a diferencia de otras producciones del UCM, la acción constante queda limitada para ahondar en el interior del personaje principal y su búsqueda de sí misma. Lo que comienza como una simple guerra entre los Kree y los Skrull, poco a poco se va trasladando al terreno personal de la protagonista. Los recuerdos que Carol Danvers trata de recuperar son los que mantienen encendida la esencia, es la verdadera lucha que se libra durante toda la cinta: el origen de su personaje.
Especial mención se merece la gata que no es una gata, Goose, y que más de una risa consiguió robar a los espectadores durante la proyección. Tampoco podemos obviar el cameo que el entrañable Stan Lee nos ha dedicado una vez más. Tras su fallecimiento, esta tradición, llevada a cabo en todas las entregas de Marvel, parecía haberse perdido con él. Sin embargo, le dio tiempo a rodar esta escena en la que Carol Danvers entra en un tren de Nueva York para buscar a un Skrull y, en su lugar, se encuentra con el ídolo de Marvel, al que homenajea con una sonrisa, saliéndose del personaje.
Puede que Capitana Marvel no sea la mejor de las más de veinte películas que este universo ha creado, pero nos deja el buen sabor de boca de haberla podido disfrutar de forma amena, con detalles que nos mantienen atentos a cada acontecimiento y siempre con ganas de más. Por suerte, volveremos a encontrarnos con Carol Danvers el próximo 26 de abril, en el estreno de The Avengers: End Game.
