El musical, estrenado en el Dominion Theatre del West End de Londres en 2002, presenta un nuevo formato con respecto a años anteriores: las canciones son interpretadas en inglés
Un mundo en el que la música está prohibida, los instrumentos no existen, el rock ha muerto, la individualidad es perseguida y las composiciones se hacen por ordenador. Un futuro distópico en el que un grupo de amantes de las actuaciones en directo espera la llegada del Soñador -una especie de salvador-, quien debe encontrar el único instrumento que queda en la tierra para poder restablecer la libertad musical. Un hilo argumental que, acompañado de un elenco de más de veinte actores y cinco instrumentistas, intenta revivir parte de la discografía de la banda Queen en el espectáculo We Will Rock You, coproducido por Brian May y Roger Taylor.
We will rock you está pensado para disfrutar en familia, como bien aclara Brian May: «Esperamos que con el musical en Madrid pase un poco como con la película. Bohemiam Rhapsody ha supuesto un fenómeno social y también familiar». Sin duda, así es. La sala estaba repleta de diferentes generaciones, desde aquella que vivió de primera mano lo que las creaciones de Queen significaron mundialmente, hasta los hijos de estos. La edad no importa, o eso parecía demostrar aquel público tan heterogéneo y nostálgico del rock, que tarareó cada una de las canciones que retumbaban en las paredes del teatro.
Las luces del Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío se apagan. Comienzan a destellar los primeros focos del escenario. Hologramas de textos empiezan a aparecer y desaparecer flotando sobre las tablas, para situar al espectador en ese futuro distópico en el que se desarrolla la acción. Un decorado de cajas con luces de neón rosas y azules se vislumbra en el fondo de la escena. Y comienzan a sonar las primeras notas de la percusión, seguidos del teclado, que daban paso a Radio Ga Ga.
Durante más de una hora y media las alusiones humorísticas a la música de nuestro mundo real se suceden casi una tras a otra, siempre acompañadas de alguna carcajada del amable público. Las letras de canciones como Despacito, Despechá, Soy Minero o Cadillac Solitario sirven como guion del show que, sin ningún tipo de duda, quedó bajo la sombra de su gran banda sonora. Ese componente cómico de los diálogos se vio mucho más enfatizado de manera excesiva por la sobreactuación de los actores principales. A pesar de ello, su capacidad vocal y musical era innegable.
El espectáculo continúa. De pronto, el protagonista comienza a dar dos palmadas y seguidamente levanta sus manos hacia el techo. Todo el auditorio lo imita. La acción se repite una tras otra y otra vez, hasta que el cantante coge su micrófono y comienza a entonar Buddy, you’re a boy, make a big noise. El tema que daba nombre al espectáculo, We will rock you, hizo poner en pie a todo el público y a más de uno consiguió erizar la piel. El Soñador por fin había encontrado aquella guitarra que les otorgaba la libertad y habían revivido la música en directo y el rock.
Una de las canciones más queridas del grupo y, sin duda, la más escuchada actualmente en Spotify, se hizo de rogar. Bohemian Raphsody cerraba el espectáculo reuniendo en el escenario a todo el elenco. Is this the real life? / Is this just fantasy?, parecía que Freddie Mercury hubiera escrito esa letra pensando en el argumento de aquel musical. Las luces de la sala se encienden y el espectáculo acaba.
La vida real y la fantasía se entremezclan, no hay escapatoria de la realidad; una trama en la que se puede ver el reflejo del panorama actual musical. Una sociedad en la que se persigue la individualidad y en la que los instrumentos son cada vez más insignificantes. La música real nos salva, nos permite pensar, ser nosotros mismos y que la libertad no desaparezca. El rock nunca muere y el show debe continuar.