Vino como producto cultural: La apuesta de los bodegueros en la actualidad

Presentación Banda de Jazz en Madrid Wine Market
Presentación Banda de Jazz en Madrid Wine Market

El fin de semana del 6 al 8 de diciembre, el WiZink Center acogió la primera edición de Madrid Wine Market, con el objetivo de ofrecer a los amantes del vino la oportunidad de interactuar directamente con los bodegueros españoles.

Por Felipe López y Daniela Zambrano

Un espacio acogedor, en el que se reunieron 47 bodegas con un total de 163 vinos y 13 denominaciones, dio vida a increíbles conversaciones e historias únicas, y fue el escenario perfecto para una cata de bebidas provenientes de la garnacha o tempranillo, entre otras. El jazz de fondo y una selección gastronómica crearon la atmósfera perfecta, para convertir al Madrid Wine Market en la alternativa ideal de quienes decidieron reunirse en torno a la mesa a compartir una botella comprada directamente de la bodega.

Eladio Araiz (Logroño, 1974) la cabeza visible de este proyecto creado por el WiZink Center fue el encargado de recibir a los asistentes. Creció en una familia de viticultores y desde que tiene memoria ha conocido cientos de personas que trabajan en esta industria. “Esto es un power point en mi cabeza que se ha hecho realidad. El objetivo ha sido la interacción personal con el bodeguero y traer a un espacio de cien metros de recorrido, cuarenta y siete alternativas en las que poder catar los vinos y, sobre todo, el trato directo con el productor”.

Stand de las Bodegas Ruiz de Viñaspre Madrid Wine Market 2024
©Felipe López

Abel Mendoza, bodeguero con una maestría innegable en la producción de vinos desde hace más de cuarenta años, proveniente de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja), participa en la exposición junto a Isabel, su sobrina. Mientras sale de su stand, inicia su discurso diciendo que “la simplicidad es la necesidad de sobrevivir en un mundo, donde no te queda más remedio que intentar buscar placer en el trabajo que haces”. Su bodega se encuentra en un territorio privilegiado, pues tiene una gran diversidad de suelos que facilitan la recolección de una excelente materia prima. Pero Abel es claro indicando que la composición de los suelos no es el único factor que determina la calidad del producto. El trabajo duro, la constancia y la capacidad de ofrecer elementos diferenciadores, marcan la pauta en un mercado tan demandante y forman la base que construyen una empresa sólida.

El ideal de la búsqueda de la pureza y fidelidad al origen, pautado por el modelo borgoñón, es la filosofía de esta empresa familiar, con solo cinco integrantes fijos y dos o tres que participan eventualmente, cuando el volumen de trabajo así lo requiere. “Valor y precio es de necios. Nosotros lo que pretendemos es que con el vino viajéis a un territorio”, dice Abel mientras muestra algunas de las 18 variedades que incluye en las 80.000 botellas que salen al mercado anualmente, desde los años 90.

Abel Mendoza ofreciendo una degustación a uno de los asistentes en el Madrid Wine Market ©Felipe López

Isabel afirma que el vino, más que un negocio, es un estilo de vida: “Es algo en lo que crees, es una forma de vivir”. Sobrina y tío no pueden estar más de acuerdo en que hay pocas bebidas como el vino que permiten sentarse en una mesa y empezar a debatir sobre gustos y sabores presentes en él, alargando la tertulia durante horas y compartiendo conversaciones fascinantes. “El vino es un elemento cultural”, concluyen.

La familia Mendoza tiene la convicción de que todo se puede hacer y las uvas son el punto de partida. No utilizan herbicidas ni pesticidas en sus viñedos, lo cual hace necesario el capital humano, que para Abel es su “elemento de defensa”. En cuanto al marketing, para ellos va de transmitir vis-à-vis, y es por eso que ponen todos sus esfuerzos en hacer llegar su producto a cada casa, sin necesidad intermediarios, algo que no constituye una hazaña hoy en día, pues existen muchos canales de comunicación y transporte que facilitan el acceso a la marca. Además, en Madrid es muy sencillo encontrar en espacios como las vinotecas, todos los vinos que elaboran en su bodega.

“Yo sé lo que quiero, pero nunca me imaginé ni un principio ni un final, yo solo sigo trabajando”.
Abel Mendoza

«Al final, el mundo es más pequeño de lo que parece; los sentimientos y las emociones no tienen patria«, decía mientras llenaba la copa con una de sus variedades favoritas, llamado 52-60 porque está inspirado en el tempo de la música con la que suele irse a dormir, por ejemplo, el adagio de Albinoni. “No hay un momento exacto para abrir una botella, tú eliges el momento, el lugar y con quién te la tomas, siempre debemos buscar una disculpa”. Esta es sólo una de tantas historias que estuvieron presentes en la primera edición del Madrid Wine Market. Prestigiosas marcas como  Mácan de las Bodegas Benjamin de Rothschild & Vega Sicilia, Corquete Wines, Ruiz de Viñaspre o Los 3 Monos, también fueron parte de esta aventura, y pactaron el inicio de un recorrido que pretende traer la esencia del campo a la ciudad. 

Abel Mendoza y su sobrina Isabel en el stand de Madrid Wine Market
©Felipe López

Redacción CJ

La redacción de Cultura Joven está formada por los alumnos del Máster en Periodismo Cultural, que desde 2007 recibe, cada año, a una nueva promoción

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