Valores y moral en una peli de gánster

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Título: El año más violento
Dirección: J. C. Chandor.
Intérpretes: Oscar Isaac, Jessica Chastain, David Oyelowo, Alessandro Nivola, Albert Brooks.
Género: drama. Estreno en EE UU, 2014.
Música: Alex Ebert.
Fotografía: Bradford Young

 “Para ser exitoso y grande, debes seguir volviendo” dice Abel Morales, protagonista del nuevo thriller de J.C. Chandor, y sin duda, el director y guionista, ha vuelto.

Nueva York, 1981. Según las estadísticas, el año con más crímenes y atracos de la historia de la ciudad. Un hombre corre en una carretera nevada y su respiración es la que abre espiral de tensión creciente de esta historia. El hombre es Abel Morales, (Oscar Isaac) un inmigrante hispano que junto con Anna (Jessica Chastain), su esposa, han conseguido sacar adelante su empresa de distribución y venta de gasóleo en la ciudad de las oportunidades. Ahora quieren dar un paso más en el sueño americano, pero no es fácil cuando se trata del año más violento.

Con una fotografía preciosista pero algo sombría (como la historia que vive la pareja), el filme narra cómo Abel pretende proteger no sólo su negocio sino también a su mujer y sus dos hijas de una manera íntegra y sin trampas: “Dirijo un negocio decente y legal y lucharé con uñas y dientes para demostrarlo”. Sin embargo, las circunstancias, la competencia e incluso su mujer, no están en el bando de la legalidad y hacen que esta guerra ambiciosa por el dominio del mercado no siempre se juegue de manera limpia y acabe manchando a más de uno las manos y la conciencia de culpa. “No fue tu buena suerte quien te ayudó todos estos años, ¡fui yo!” reprocha el personaje de Jessica Chastain, una madre desesperada que mira, por encima de todo y antes que cualquier legalidad, la protección y seguridad de sus hijas. El yang del ying de Abbel. Él, un hombre de convicciones, íntegro, emprendedor, que cree en el camino correcto para llegar al éxito. Y ella: una hija de familia adinerada que consiguió el estatus por un modus operandi que se movía en un fango de arenas movedizas. Un contraste que, gracias a la magnífica interpretación de ambos, dota de realismo el guión de J.C Chandor.

Una historia llena de planos e imágenes simbólicas, donde las ideas no se escuchan, sino que se interpretan, y donde los pensamientos de los personajes, se presienten sin necesidad de que digan nada. El arco de tensión va en aumento durante toda la película y la intriga del espectador crece a medida que lo hace la desesperación de los protagonistas. Un auténtico logro, el mantener al público en la historia, al lado de un empresario petrolero que se queda frío y estoico frente al nervio y la garra de su mujer. 

Con este tercer largometraje, Chandor sigue demostrando que continúa cimentando su reputación como creador de películas inteligentes que, a pesar de tocar temáticas usuales (Margin Call, su crónica de banqueros en crisis financiera, y All in lost, y su hombre a la deriva luchando por sobrevivir), muestra puntos de vista diferentes alejados de tópicos y uniformidades; hasta el propio Abbel los rechaza: ¿Debemos caminar fuera como dos malditos gánsters?”. Y es que, a pesar de que las escenas de despachos y maletines están presentes en la cinta, El año más violento (que de violento tiene solo un par de puñetazos y unos cuantos disparos al aire) ofrece, sin duda, otro paradigma apartado de la violencia gratuita y más cercano a los valores, la moral y lo ético.

Patricia Muñoz

Adoro Madrid, nací completamente enamorada de ella. Y así, hasta el día que conocí Cracovia y descubrí que se puede entregar el corazón a más de una. El arte y la fotografía son mi perdición y junto con el papel y el bolígrafo, mis fieles compañeras. Mi especialidad, el arte urbano. Del periodismo, poco puedo contar, aquellos que lo han conocido, saben que sobran las palabras. Más que una profesión, es una vocación, una forma de vida y como un día dijo uno de los grandes de las letras, “el oficio más bello del mundo”.

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