La más reciente exposición de la pinacoteca permite adentrarse en el talento de los artistas a través de la recreación del espacio de trabajo de los maestros
Desde el pasado mes de octubre se puede ver en el Museo del Prado esta llamativa exposición, El taller de Rubens. Con las más de 30 obras expuestas en la pinacoteca, el museo se propone presentar un aspecto tal vez olvidado del mundo del arte: los talleres.
El museo ha escogido al célebre pintor Pedro Pablo Rubens (1577-1640), uno de los mayores artistas de la Edad Moderna, para mostrar el ambiente que sirve de caldo de cultivo para cualquier cuadro. Debido al enfoque particular de la exposición, no todas las obras con las que cuenta fueron pintadas por el propio maestro, sino también por algunos de sus ayudantes, aprendices e incluso colaboradores.
Sin duda resulta interesante observar todos estos cuadros que, si bien, técnicamente, no son todos de Rubens, eran considerados suyos. Tal y como se explica en la propia exposición, el maestro pintor tenía siempre su marca, y todo lo que saliera de su taller formaba parte de ella. Sin embargo, lo más llamativo de la exposición es la recreación que se ha hecho de su espacio de trabajo. Situada en el centro de la sala, resulta imposible para el visitante no fijarse en ella.
La escenificación del taller de Rubens, cuenta con muy diversos elementos para ejemplificar las cosas que uno podría encontrar en uno de estos espacios. Desde caballetes, lienzos, paletas y pigmentos, esta recreación es sencilla pero eficaz a la hora de mostrar al visitante cómo podría haber sido una porción del taller de Rubens. La exposición cuenta, además, con obras que reflejan también estos lugares de trabajo, como es el caso del divertido El mono pintor.
Cabe destacar también un vídeo incluido en la sala que muestra el proceso que habría seguido Rubens para realizar sus obras. Jacobo Alcalde Gilbert ha hecho una excelente copia del cuadro original Mercurio y Argos, mostrando paso a paso las diferentes etapas del proceso de creación de una obra como esta. Los visitantes tienen la posibilidad de apreciar la copia, inacabada a propósito para mostrar mejor ese proceso, en el espacio dedicado a la recreación del taller.
Una exposición interactiva
Una vez más, el museo ha demostrado con esta exposición su capacidad para atraer al público joven, uno de los principales objetivos de todos los museos ahora mismo. Al visitar la sala donde se encuentra, resultó, precisamente, llamativa la cantidad de gente joven que había. La muestra no solo cuenta con la escenificación del taller, numerosos cuadros y explicaciones, sino que también tiene elementos interactivos muy eficaces. Sin duda lo más destacable es un sencillo juego a partir de dos cuadros prácticamente idénticos situados uno junto a otro, siendo uno de ellos original de Rubens, y el otro una copia realizada por un ayudante de su taller. Después de dar una breve explicación, se invita al visitante a intentar adivinar cuál de las dos obras fue pintada por el maestro. Incluso cuenta con una web específica para responder a la pregunta. En sus redes sociales el museo ha publicado también un vídeo en el que Alejandro Vergara, comisario de la exposición, explica el juego en profundidad y desentraña el misterio de cómo diferenciar la pintura de Rubens frente a una copia.
La exposición El taller de Rubens se podrá visitar en el Museo del Prado hasta el 16 de febrero de 2025. La visión que da sobre el complejo ecosistema de los talleres de arte es, sin ninguna duda, algo imprescindible de ver para todos los aficionados.