Una Navidad de cine

Cómo ser cinéfilo y no palmar en fechas navideñas. Menos The artist, poco o nada se salva de la quema. Tampoco da el remiendo del bolsillo para ostentaciones, que hacer de paje tiene miga y todavía no desgrava, según el BOE. Entre tanta catástrofe de andar por casa, uno no ceja de hacer amagos en versión original, aunque no sea british, galego ni traductor reconocido. Se multiplican esfuerzos para autoregalarse o compartir con amigos una experiencia curiosa, interesante y con personalidad. A poder ser financiada en su conjunto o como mínimo, en su mayoría. Efectivamente, gratis o casi. Mira por donde. Suena a chiste, pero no es ‘misión imposible’.

Se puede empezar por pedir un deseo. Para tal empresa habrá que seguir una estrella. Mejor, veinticinco estrellas. En la calle Martín de los Heros, el Paseo de la Fama madrileño, se enclava el templo cinematográfico por excelencia: Ocho y Medio. Sus amables guardianes, Jesús (Robles) y María (Silveyro) acogen estos días a aquellos que buscan un Rey o Reina muy especial.

Iciar Bollaín, Enrique Urbizu o Cayetana Guillén Cuervo son algunos de los personajes del cine que se dan cita por Navidad en la librería. Comparten café, debate, proyectos e ilusiones con los visitantes, que también les hacen llegar sus peticiones: Una joven guionista conversaba entusiasmada con Carolina Bang sobre un papel en un corto; Santiago Segura recibía un proyecto sobre Lazarillo de Tormes y Rubén Ochandiano sonreía ante la cámara de una admiradora.

Estos encuentros, organizados por la actriz y directora Natalia Mateo despiertan el gusanillo artístico de cualquiera y a falta de talento siempre se puede ser solidario y copartícipe de una obra de arte desde la barrera. La cinta El Cosmonauta y el documental Los increíbles ofrecen la posibilidad de ejercer de productor. A partir de un euro, se puede sorprender a un amante de la pantalla grande, haciendo que su nombre tenga lugar en los créditos.

Nunca se sabe si las salas del Cine Doré proyectarán esos trabajos como ahora recuerdan a los grandes en largas sesiones de tarde. La Filmoteca Nacional alimenta las cinefilias crónicas con una opción sugerente. Estos días su butaca ofrece por menos de 3 euros, una íntima cita con Luis Buñuel, Black Edwards y Jan Svankmajer.

¿Alguien da más? Se aceptan propuestas.

 

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