Una mirada sobre el ‘Festival Eñe’

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El pasado 21 y 22 de noviembre se celebró en Madrid uno de los eventos  más importantes para los amantes de las letras, el Festival Eñe, que ha conseguido reunir a escritores, editores, y por supuesto, lectores de diferentes partes el mundo, organizado de la mano de tres instituciones culturales, a saber, el Instituto Cervantes, La Fábrica y el Círculo de Bellas Artes.

Desde que fue creado en 2009 para fomentar el intercambio literario entre España y América Latina, convocando dos citas anuales, Festival Eñe Madrid y Festival Eñe América, ha incrementado exponencialmente el número de asistentes, tanto es así, que este año se ha ampliado de manera sincronizada, el programa de conferencias, interpretaciones y talleres con la ciudad de Burgos, donde han tenido lugar dichos acontecimientos, en el Festival Eñe Burgos.

La inauguración se produjo el viernes 21 a las siete de la tarde en el salón de actos del Instituto Cervantes, de la mano del Premio Cervantes Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931), introducido por el periodista y escritor canario Juan Cruz. Hora y media de recorrido por la multidisciplinar trayectoria de Edwards como abogado, periodista, diplomático público y escritor, constituyendo en esta última vocación, el gran núcleo del coloquio. El público tuvo la oportunidad de conocer sus primeros años como poeta y novelista, además de sus experiencias con autores tan famosos como Pablo Neruda, con el que mantuvo una gran amistad.

El festejo de la ceremonia se trasladó al Círculo de Bellas Artes, para ofrecer conversaciones y debates varios, acerca de la profesión de escritor, el origen de la inspiración, la actualidad cultural y, sobre todo, con el fin de compartir las vivencias de reconocidos autores nacionales como Almudena Grandes (El corazón helado, 2007), Luis Landero (Juegos de la edad tardía, 1989), Manuel Rivas (¿Qué me quieres, amor?, 1996) o Luis García Montero (Habitaciones separadas, 2005).

Además las jornadas contaron con sesiones de entretenimiento por parte de grupos musicales, recitales de poesía, performances o la cata de vinos tintos y blancos en la zona chill out, espacio que contaba asimismo con mesas alargadas repletas de los libros publicados por los protagonistas del festival, donde se podían consultar y adquirir de manera rápida cualquiera de estos ejemplares y otras obras clásicas de prestigio internacional.

Marina Fernández Maestre

Arquitecta, apasionada del periodismo y amante del mundo de la cultura. De espíritu inquieto, movido siempre por la filosofía de descubrir, conocer y aprender viajando por todo el mundo. Mi ideal en la vida, seguir creando nuevos proyectos.

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