Un viaje por España a través de la mirada de Joaquín Sorolla

Joaquín Sorolla pintando. Museo Sorolla
Joaquín Sorolla pintando. Museo Sorolla

Para los más entendidos de arte podría no ser una novedad, pero para aquellos que solo asocien al pintor con el Mediterráneo y Valencia, la exposición Sorolla viajar para pintar. Otra visión de España muestra una faceta distinta del artista que se podrá ver hasta el próximo 31 de marzo en el Museo Sorolla de Madrid.

Joaquín Sorolla se acostumbró a pintar al aire libre desde joven y no dudó en comenzar a viajar para capturar la increíble naturaleza de los rincones más icónicos del mundo y, sobre todo, de España. Si bien es cierto que el mar Mediterráneo tenía al pintor valenciano completamente cautivado, viajar le hizo conocer otros lugares del país y mostrarlos a través de su inconfundible estilo.

Su ágil trazo y su buena sintonía con la naturaleza le permitieron representar San Sebastián, Granada, Ávila, Córdoba, Toledo, Jávea o Segovia, dejando obras fieles a su marca personal y, al mismo tiempo, que se adaptaban a la esencia y naturaleza del espacio en que se encontraba. De entre todos esos viajes se puede admirar cómo alguien acostumbrado al buen tiempo y a pintar el mar consiguió recrear a la perfección la vida de un lugar completamente opuesto como Ávila. La muralla envolviendo la ciudad, el uso de una gama cromática más fría para remarcar ese tiempo gélido característico de sus inviernos o los trazos en diagonal rodeando la muralla, crean una perfecta sintonía en todo ese paisaje tan puramente castellano.

Museo Sorolla. Exposición Sorolla viajar para pintar. Otra visión de España.

Rumbo al norte

En esos viajes por Castilla y León hizo parada en Segovia y se instaló en La Granja de San Ildefonso en 1907. Replicó la belleza de las fuentes del palacio, los luminosos tornasoles o los sombríos rincones. Un monumento del siglo XVIII que acabó cambiando tiempo después por el Real Alcázar de Segovia. En esa ocasión probó un estilo algo diferente y más adaptado a ese otro paraíso que data de una época anterior. Todo esto demuestra la buena visión del artista para familiarizarse con aquello que se presentaba ante sus ojos.

Visitó el interior del país, pero no se olvidó de capturar a través del pincel otros mares como el Cantábrico. En sus viajes al norte quedó absolutamente prendado de San Sebastián. Tanto es así que pasó dos años allí. Su serie más importante de esta época se llamó El rompeolas de San Sebastián. Para un artista acostumbrado a un mar generalmente en calma, el poder admirar las inclemencias de unas aguas tan embravecidas como las del Cantábrico fue un lujo y una oportunidad que no desaprovechó. Dadas las diferencias climáticas, la paleta de Sorolla dio un vuelco y tornó hacia colores más grises y fríos sin dejar de dotar al cuadro de ese color puro tan único que tenía. Además de la capital guipuzcoana, Sorolla conoció y aportó su visión de Pasajes, Guetaria, Zarauz o Asturias.

El sur

La Alhambra de Granada también tuvo su espacio en los viajes del pintor. Un lugar que destaca por el agua de sus fuentes y su inigualable arquitectura islámica tenía que formar parte de esta colección. Encerrado y maravillado por la propia naturaleza del monumento, Sorolla recreó las perspectivas de este rincón andaluz tan emblemático. Cómo pintó a la perfección la grandeza de rincones como El Patio de los Leones o los reflejos del agua en El Patio de Comares, son la demostración de que no se le escapaba el más mínimo detalle. A partir de estos trabajos en la Alhambra encontró la inspiración posteriormente para construir el jardín de su propia casa que, actualmente, alberga el Museo Sorolla y esta nueva exposición. Bajo el título Sorolla viajar para pintar. Otra visión de España y comisariada por Enrique Varela Agüí y Acacia Sánchez Domínguez esta exposición pretende conmemorar el centenario del artista.

Conocer esta faceta del artista valenciano es casi obligado porque su forma de ver la naturaleza es única. Capturar la belleza de los lugares por medio del trazo y cambiar de gama cromática con astucia en función del clima son algunas de las genialidades del pintor valenciano que se pueden observar en la exposición. Ya dijo el propio Joaquín Sorolla en 1918, después de una larga jornada de trabajo en Alicante, que “la pintura cuando se siente es superior a todo”. A esto añadió que “es el natural lo que es hermoso”. Efectivamente, en un país donde norte, centro y sur apenas tienen que ver y donde cada lugar presenta unas condiciones únicas, cómo no pintar esa naturaleza.

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