Suena un teléfono móvil. Una….dos….y hasta doce veces. Así comienza el primer cortometraje de César Rodríguez-Monroy; arquitecto, ilustrador, guionista, director de cine, spots publicitarios y vídeos musicales….en definitiva, un riojano polivalente que en 2004 crea La última página, de tan sólo 16 minutos, y que ha sido seleccionado en más de 50 festivales nacionales y 12 extranjeros entre los que ha ganado seis premios nacionales y dos internacionales. Ni mas ni menos.
Sin embargo, es curioso cómo, en contra de esa idea que todos sostenemos de que «las mejores esencias se guardan en frascos pequeños», en cuanto al séptimo arte se refiere, la mayoría de los espectadores no presta demasiada atención a estas obras de arte en miniatura, y acaban por pasar desapercibidas entre los combos de palomitas y nachos con queso que imperan en las salas de cine.
En mi caso, me declaro adepta a esta forma de producción cinematográfica, y confieso que siempre he creído que resulta una tarea mucho mas ardua inyectar una dosis de sentimentalismo, realidad y ficción en un espacio corto de tiempo que en dos horas y media de historia. Precisamente por eso me encandiló este cortometraje, con Unax Ugalde y Maria Perals como protagonistas (sí, quizás también tuvo algo que ver el sentimiento de incondicionalidad que tengo a este actor desde su aparición en Báilame el agua), porque desprende corazón, porque sabe a realidad y porque no hay mejor ingrediente que la identificación de ti mismo ante lo que ves; eso de «yo también lo he vivido», «a mi también me ha pasado», y «que gran verdad».
La última pagina te presenta a Ernesto y a Elena…en una relación a punto de hacer aguas. Y a Ernesto y su libro…a escasas hojas del final. Lo que decimos, lo que callamos, lo que sentimos y nuestras actuaciones como puntos cardinales de un mismo grito cargado de odio. Siempre, poniendo de manifiesto que el amor y las relaciones son excesivamente complicadas y tienden a oscilar entre un día nublado de agosto y otro soleado de enero. Todo ello, en dos planos enfrentados; la realidad y la animación, que recrean esas discusiones imaginadas en donde uno siempre sale ganando. Esas barreras que se crean para que los finales no duelan y la escarcha angustia de la incertidumbre.
La banda sonora, inmejorable, adereza y acompaña cada segundo en cada plano de esos escasos pero intensos minutos. Cada nota, compuesta e interpretada por Sergi Canovas, se muestra perfectamente acompasada tanto con el sonido ambiente como con el silencio de los pensamientos. Esos, que finalmente terminan por revelarte la reflexión final de esta historia, y lo hace de forma explícita y desagarradora; la idea de que es mejor enfrentarse a las situaciones, porque a veces, y solo a veces, mas vale «echarle un par de narices» aunque el final vaya a ser el mismo.
Una…dos y hasta doce veces podría decir que La última página es un regalo para los sentidos…de esos con lazo incluido. De esos que se recuerdan. De esos que se recomiendan.
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