Trujillo, el lugar perfecto para hacer una escapada de un día

Vista Trujillo desde la colina

La primera vez que visité Trujillo, mi corta edad me impidió observar de manera consciente la gran belleza artística, cultural e histórica que se podía contemplar en un solo golpe de vista. De aquel momento solo recuerdo nítidamente el cansancio que me produjeron las cuestas infinitas que conforman la ciudad.

La segunda vez que bajé del coche y pisé suelo trujillano, sentí cómo entraba en mis pulmones el aire fresco que tanto necesitaba. En ese momento, pude ver cómo llegaban multitud de autobuses repletos de turistas dispuestos a recorrer cada recoveco. Ese día no necesité utilizar Google Maps para ubicarme, tan sólo tuve que seguir a aquellas personas. Así fue como pude reservar la batería de mi móvil para convertirme en la fotógrafa del viaje. Y sin saberlo, mis pasos desembocaron en la Plaza Mayor. 

Plaza Mayor de Trujillo
Vista de la Plaza Mayor de Trujillo © Marta de la Peña

El distintivo de Trujillo

Como su nombre indica, es la plaza más grande y característica del pueblo. En ella destacan la iglesia de San Martín de Tours y la estatua ecuestre de Francisco de Pizarro, ilustre hijo de estas calles. 

Tan solo una nave conforma el templo del siglo XIV, reconstruido debido al daño que sufrió durante la Guerra de Sucesión entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja. En él, podemos encontrar un gran número de obras de arte, aunque destacan por su antigüedad y belleza, la colección de cruces procesionales y el órgano, que se conserva en perfectas condiciones desde el siglo XVIII. 

Por su parte, el homenaje al descubridor de Perú en forma de una majestuosa estatua en la que aparece montado a lomos de su caballo es otro de los reclamos del lugar. Y esto no es todo, también podrás visitar su casa, ahora convertida en museo. 

Disfruta de su gastronomía

No solo existen reclamos culturales, el antiguo mercado, ahora convertido en plaza, se encuentra rodeado por una multitud de terrazas donde parar a recuperar energías. Allí podrás beberte una cerveza y disfrutar de la maravillosa gastronomía extremeña. Te recomiendo que no te vayas sin probar las migas, la torta del casar y, por supuesto, el jamón ibérico. 

En el momento en el que paré me di cuenta de algo: el buen tiempo que hace siempre, los acabados en piedra, el ambiente tan mágico en el que me encontraba envuelta, las maravillosas construcciones románicas en cada esquina y la posterior mezcla de estilos arquitectónicos eran lo que hacían de este núcleo histórico un lugar perfecto para una escapada. 

Terrazas de Trujillo
Trujillo, repleto de terrazas donde parar a descansar © Marta de la Peña

Más lugares de culto

Pero había que seguir, así que bajé de la nube y continué ascendiendo por aquellas callejuelas imaginándome cómo sería la vida allí en tiempos romanos. La meta era llegar a lo alto del cerro Cabeza de Toro, aunque no sin hacer antes las paradas imprescindibles en las iglesias de Santiago y Santa María la Mayor. 

Pasito a pasito conseguí llegar a la Alcazaba, mal conocida como castillo. Sus imponentes muros de piedra guardan tras de sí más de diez siglos de historia. Además, dentro de la fortaleza me encontré con la capilla de la Virgen de la Victoria. La imagen puede observarse desde fuera, pero si das una ofrenda en forma de dinero se girará para que puedas contemplarla de cerca. 

Cuando salí, vi que me encontraba en el punto más alto de la colina y desde allí pude fijar en mi retina una imagen panorámica de todo Trujillo que nunca podré -ni querré- olvidar.

Marta de la Peña Tejero

Periodista. Apasionada del cine, la cultura y la música. Adoro viajar.

1 Comment

  1. Me encanta la forma de narrar la belleza de Trujillo de una forma sencilla natural y con el sentimiento que te produce y que sientes a al recorrer sus calles me produce el deseo de conocer Trujillo y disfrutar de él lo antes posible gracias

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