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Tras las líneas de Primark: Gabriel Moreno

Detalle de la decoración de una de las escaleras de Primark

Un proyecto iniciado con doce artistas españoles y concluido con cinco de ellos: Ana Soler, Nuria Mora, Toya García, Spydertag y Gabriel Moreno, con quien Cultura Joven ha hablado.
Desde luego Primark quería marcar la diferencia en su nuevo edificio de la Gran Vía de Madrid, y tal vez por ello pensó que las grandes dimensiones de su estructura no serían suficientes. Irónicamente había que abandonar la imagen industrial, crear algo especial en el interior de la segunda tienda más grande de la empresa.

Es entonces cuando nos encontramos, en su faceta de ilustrador y artesano, a Gabriel Moreno (Baena, 1973) y el recorrido de sus líneas ondulantes. Podemos observar cómo alguien de su categoría en el sector de la publicidad y la moda, habiendo realizado proyectos para Coca-Cola, Nike, Mahou, Fiat, entre muchos otros, no ha tenido problemas a la hora de enfrentarse a espacios de más de 30m de dimensión.
Muy consciente de que en este tipo de encargos tiene que adecuarse a los gustos de sus clientes, cuando le solicitaron un trabajo exclusivamente abstracto, Gabriel Moreno decidió centrarse en las líneas de los cabellos de la mujer y, sin pensar en el recorrido de éstas, dejó que sus manos fluyeran como una sustancia líquida.

Aunque la faceta que él mismo declara como artesana forme parte de su vida, la de artista ocupa en estos momentos la mayor parte de su tiempo.

“De pequeño dibujaba súper héroes con la intención de darles vida”. Pero como todo el mundo, el niño creció y, con el cambio de intereses, apareció el amor a la figura femenina, la cual dibujaba a todas horas en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla donde estudió, convirtiéndose en lo que podemos llamar el núcleo de su obra. Una obra que parte del estómago y no de la cabeza; siendo el resultado de los impulsos sobre aquellas cosas que le llenan y sobre las que va más allá, matizando con su desarrollo la obsesión por crear a esas mujeres que lo enamoran en la calle o en el metro de Madrid y que sabe que probablemente nunca volverá a ver.

Gabriel Moreno trabajando en una de sus obras originales
Gabriel Moreno trabajando en una de sus obras originales

Cuando Gabriel Moreno congela las líneas femeninas, intenta que al observar sus cuadros la gente experimente lo mismo que él, un vacío en el estómago que llega incluso a producir incomodidad, a enamorar y hacer sentir al mismo tiempo, que aquello que contempla no es real ni alcanzable. Por ello, aunque también aprecie la sensualidad de las líneas masculinas, al no impresionarle de la misma forma, no las reproduce en su obra personal.
Su trabajo consiste, fundamentalmente, en una búsqueda constante en la que las percepciones son su guía, algo que le permite seguir adelante y poder confirmar que continuará con ello cuando tenga noventa años; siendo la transmisión de sensaciones lo que realmente le impulsa a pintar.

En cuestión de técnicas y, haciendo referencia a las dos facetas de su trabajo, obtiene unos resultados orgánicos en los que crea texturas y trazos, dando igual si son realizados sobre una tableta gráfica, mediante la superposición de capas o en papel, pues en ningún momento emplea filtros, la mano es siempre la misma.
“Quiero que pintar sea mi trabajo, no sólo mi hobby”. Casado y padre de cuatro hijos, es consciente de que para poder vivir del arte uno debe trabajar todos los aspectos de su obra, por ello, además de ser bastante independiente en el ámbito comercial, cuida sus redes sociales, considerando que son una de las mejores vías de difusión en la actualidad, aunque también colabora con algunas galerías de arte, como Standarte (Madrid), para promocionar sus obras por otros círculos y ferias internacionales.
“Soy realista y soy capaz de ver cuánto vale mi obra y lo que valgo yo como artista dentro del mercado del arte”. Artista a la par que realista, Gabriel Moreno produce una obra para todo tipo de bolsillos, y es que aunque sus originales no sean asequibles a todos, confiesa que sus ediciones siempre mantendrán un precio razonable, pues valora enormemente el esfuerzo económico que algunas personas pueden realizar al gastarse entre 150 y 550 euros en ellas.

Tras haber pasado por fases de frustración, como todo artista, en la actualidad confiesa sentir un hormigueo que le hace pensar que con esfuerzo todo es posible, despertando la creatividad y las ganas de hacer cosas, con la incesante necesidad de producir las ideas que tiene en su cabeza.

Así, sintiéndose afortunado por el periodo que está viviendo, Gabriel Moreno no deja en ningún momento de investigar, algo que plasma en su nuevo proyecto dirigido a la escultura, en el que desea combinar la parte abstracta y figurativa de su obra a través del metal, manteniendo en todo momento la línea y su movimiento, elemento fundamental en todas sus facetas, ya que en una obra como la suya, la línea le permite falsear los caracteres más reales de algunos elementos y potenciar la parte sensual que más le atrae.

Gabriel Moreno es un claro ejemplo del potencial artístico que existe dentro de nuestro país, pues con sus líneas atraviesa las fronteras del mundo.

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Lidia Torres Torres

"La civilización es la erudición; pero la cultura es el pensamiento"
Elizabeth de Austria

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