Guerra y bodas en Las Vegas

Un momento del espectáculo

«¿Cómo vas a resumir 3 horas de espectáculo en 300 palabras?» La pregunta de mi acompañante resonaba en mi cabeza mientras volvía a casa de la representación en el Teatro Circo Price de Juego de cartas 1: Picas, el último delirio escénico de Robert Lepage. Por desgracia, el elemento temporal está presente nada más entrar en la sala, donde las pantallas de los sobretítulos advierten: “La duración de este espectáculo es de tres horas sin intermedio.” Antes de haber comenzado, uno ya quiere salir.

 

Pero no seamos agoreros. Una vez comienza la función, la amenaza resulta innecesaria. El espectáculo de la compañía EX MACHINA, bajo la dirección artística del canadiense, contrapone dos escenarios: Irak, en plena guerra contra los Estados Unidos; y Las Vegas, el lujoso y lujurioso centro mundial del juego. Cuatro historias (cuatro palos de una baraja) que se mezclan en escena. 
parte del espectaculo Picas

Así, el escenario circular expone a sus personajes a la vez que los esconde: los elementos -y los personajes- entran y salen de escena por el suelo mientras, para ocultarlo, sobre las tablas tiene lugar algún baile o acción relativamente coreografiada. 

Y he aquí cuando uno se da cuenta de que ya ha pasado una hora; pero que aún le quedan por delante otras dos… Si bien las historias que propone Lepage son interesantes por presentar la cara más desfavorecida de la moneda (ésa que no se ha ganado; ésa que se necesita para pagar un seguro médico) su modelo narrativo es inconcluso y deja demasiados cabos abiertos. Si bien EX MACHINA se caracteriza por su instinto de experimentación; hay demasiadas cosas en Picas que resultan insulsas, impuestas, que no transmiten nada.

foto del espectaculo

 

La tercera hora parece mejorar y uno decide que, por una hora más, mejor quedarse. Al final, terminas entendiendo la amenaza. 298, 299, 300.

 

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