¿Y quién es normal?

Dos locos andan sueltos en el Teatro Galileo de Madrid. Elling y Kjell Jarne (Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez) sobrepasan los cuarenta y llevan una larga temporada en el psiquiátrico. Acaban de recibir la noticia de que vuelven a formar parte de la sociedad. ¿Sabrán enfrentarse al mundo de lo cotidiano? Si fuesen tus vecinos, ¡enhorabuena! Lo anodino es demasiado aburrido y en este apartamento de protección gubernamental no hay límite para las carcajadas y las emociones.

El aterrizaje de Elling en España ha repetido el éxito que le acompaña desde que Ingvar Ambjornsen escribiese la tetralogía sobre el personaje del mismo nombre. En ella se ha basado el texto teatral y la versión cinematográfica, que en 2001 recibió una nominación al Oscar a Mejor Película Extranjera. Los encargados de importar la entrañable y divertida comedia han sido el guionista David Serrano y una de las piezas inconfundibles de Animalario, Andrés Lima.

En esta adaptación, Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez se revelan en estado de gracia con una interpretación que inyecta energía y empatía en el espectador, emocionándole y haciéndole reír a partes iguales. Andrés Lima no teme caer en el histrionismo y conduce al extremo la expresión actoral. La sinergía entre actores y público crece progresivamente y se apoya también en un escenario que, a modo de cuadrilátero, constituye un pulmón abierto al contacto físico y emocional.

Junto al acertado piano de Mikahil Studyenov, completan el reparto Rebeca Montero y Chema Adeva. Unos secundarios de los incondicionales, de los que ensamblan el montaje y sin los que los papeles principales no lucirían igual. Destacan sus personajes de Alfons -el poeta- y Raidun -la vecina embarazada-, ambos entrañables y vitales para el crecimiento personal de Elling y Kjell Jarne.

Su amistad -aún con diferentes, pero complementarias personalidades- encauza una corriente por la que discurren frustraciones y sueños, poesía y realidad. Todo lo que distancia a los protagonistas de la bien vista moderación social, los aproxima a la vulnerabilidad humana, al descubrimiento y la esperanza. ¿Quién quiere ser normal cuando entre la locura y la cordura existe una línea tan fina que puede ser trastocada al antojo de quienes dictan las normas?

 

 

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