Paco Moral, un poeta comprometido

Poeta Paco Moral recitando
Paco Moral recitando

Paco Moral [(Madrid, 1961)] es uno de esos poetas que vive su profesión de manera apasionada, que la siente en sus entrañas, que sus venas son los versos y su sangre la revolución. Desde pequeño, su padre, que era gerente de una imprenta, llenó su vida de libros, dándole la oportunidad de que sus primeras amistades fueran los grandes literatos, con los que sólo hablaba de sonoridad, cualquier aspecto más profundo que ese se alejaba de sus intereses infantiles. Estos le mostraron un mundo lleno de ideas enmarcadas en estrofas, de sentimientos ocultos que sólo se revelaban en forma de letras, es decir, le enseñaron que las palabras son el reflejo de una larga batalla interior.

A los quince años alzó la bandera de la libertad y se convirtió en soldado de la lucha contra el patriarcado y las desigualdades de la mujer. Como un niño que deja de lado sus muñecos, comenzó a abrazar a los poetas sociales del 27, aunque no estuviese de acuerdo con todos ellos, empapándose de sus ideas subversivas con un puro entre los labios. Siempre ha intentado leer libros de todo tipo de ideologías porque considera que en la diversidad reside la sabiduría, pero tiene el cuidado de escoger únicamente aquellos escritos por autores comprometidos. Conoció a parte de sus máximos referentes en canciones que hablaban sobre igualdad y lucha contra la opresión, en estrofas cantadas con voz ronca por su hermana Charo al ritmo de las cuerdas de una guitarra española en la terraza de la casa de verano.

Perdió a su familia, pero ganó otra, una conformada por la gran poeta española Ana Ares, que entre caricias y discursos fogosos susurrados al oído, le fue acercando poco a poco a la poesía femenina. Creó una editorial, Tigres de Papel, en la que publica poesías y textos fronterizos, y, como el comprometido empedernido que es, dedicó una de sus colecciones, Genealogías, a los grandes títulos de la poesía del siglo XX y XXI escritos por mujeres, en colaboración con una asociación de mujeres poetas. Ahora es padre, tiene una hija que cuidar, por lo que su firmeza a la hora de lanzar piedras contra “techo de cristal”, que ya comenzó en su adolescencia junto a su querida hermana, es aún mayor. Utiliza sus redes sociales como campo de batalla contra el terrorismo machista, considera que a los hombres esta lucha les implica y les impela, que son ellos los que tienen que acabar con el patriarcado al estar sustentado en sus privilegios de género.

Nunca ha tenido el hábito de sentarse a escribir, para él es algo que surge de la inspiración momentánea, aunque en la actualidad, por las dificultades que está viviendo el mundo de la cultura, tiene que dedicarle todo el tiempo a la editorial, por lo que tiene que plasmar sus ideas vírgenes en vulgares notas de voz en el móvil y no en papel como acostumbraba a hacer. El mundo de la poesía está viviendo sus horas más bajas y él lo sabe, es consciente de que en la actualidad gran parte de los consumidores son familiares y amigos, de que sólo venden los que tienen una lista de palmeros más amplia y no los que mejor escriben, aunque también sabe que, como le dijo una vez el premio Nobel de literatura Vicente Aleixandre tras leer un poema suyo en una tertulia en la calle Velintonia, su destino es el mundo de la poesía, por lo que no cesa en su empeño.

Es un inconformista, tiene amplias miras para su editorial, quiere lograr que dentro del ámbito de la poesía se puedan publicar temas que verdaderamente entusiasmen a sus autores, que estén escritos sin pensar en dinero, que salgan del corazón y no de la mente. Desea envejecer como poeta, llenándose su pelo de canas y su piel de arrugas mientras escribe versos guiados por su rojo corazón, pero eso sí, siempre junto a su familia.

Si la muerte siempre y la vida pocas veces.
Si estás. Si no has llegado. Si no sé si vendrás
y miro al frente y veo cosas simples
y las pienso y las digo y las repito
como un niño aprendiendo las primeras palabras
y entonces digo mío
pronombre participio canto suela
de zapato cordón bolso oraciones
tacones soledad amor envidia
de tus ojos bolero pop semáforo
paso de cebra gente mucha gente
con tanta gente pienso se podrían
juntar tres mil semáforos y darles
su patada en el culo a los canallas
y camino y me choco con más gente
tanta que caminar es un martirio
y me duelen los brazos
y el hombro de chocar mi tendinitis
en el manguito de los rotadores
con tanta ajena gente que otras veces he amado
y que ahora que no estás
son
solo
espectros
y al fondo
entre este amalgamado cocido de zombies apretados
justo al fondo
emergiendo entre todas

te apareces.

Apariciones, Paco Moral

Natalia Sales Ramos

Historiadora del Arte con aspiraciones a Periodista Cultural

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