‘Solidaridad para siempre, la unión nos hará fuertes. Cuando la inspiración del sindicato corra a través de la sangre de los trabajadores, no habrá mayor poder en ningún otro lugar bajo el sol’. Al son de este himno los mineros marchaban por todo el Reino Unido entre 1984 y 1985, en una huelga que abrió una brecha en todos los estamentos del país. Una lucha entre la primera ministra de la época, Margaret Thatcher, y el sindicato minero. El conflicto acabó con la derrota y un debilitamiento de estos últimos. Sin embargo, todo no fue malo, pues en el transcurso de la huelga, este sector recibió apoyo de muchos otros colectivos, como por ejemplo el de los homosexuales. Esta extraña ‘amistad’ se refleja a la perfección en la última película de Matthew Warchus (Círculo de engaños), Orgullo, desde el 19 de marzo en nuestras pantallas.
La trama, basada en una increíble historia real, narra cómo un grupo de gays y lesbianas se dedican a recaudar fondos para ayudar a las familias de los mineros. Empieza así la curiosa amistad entre dos comunidades totalmente diferentes que se unen por una causa común. Protagonizada por los experimentados actores británicos Bill Nighy (Love Actually) Imelda Staunton (Harry Potter) y Dominic West (nuestro mítico Mcnulty de la serie The Wire) y por los menos conocidos George Mackay (Amanece en Edimburgo) o Ben Schnetzer (La ladrona de libros).
Drama disfrazado de comedia es lo que mejor define a esta película que consigue empatizar con el público, a costa de dulcificar la historia y de algún que otro cliché. Un largometraje que promete un recorrido por emociones tales como la esperanza y la perseverancia.
Nominada a los Globos de Oro como mejor comedia y ganadora del premio a la mejor película independiente de los BIFTA, galardones del cine independiente británico, demuestra que en muchas ocasiones, la amistad sobresale por encima de las desigualdades sociales. Una película al más puro estilo social británico tal como Full Monty o Billy Elliot, que al igual que estas, se caracteriza por las buenas sensaciones que desprende, a pesar de los temas tan crudos que trata.